Reacción de Roque Fernández

El ministro de Economía lo acusó de avalar las protestas del campo contra la política económica. El nuevo titular del área será Jesús Leguiza, que fue subsecretario de Felipe Solá

Gumersindo Alonso, el secretario de Agricultura que Carlos Menem designó el año pasado para reemplazar a Felipe Solá, duró poco más de seis meses en el cargo. El ministro Roque Fernández lo despidió ayer sin demasiadas vueltas, acusándolo de avalar las protestas del campo contra la política económica del Gobierno. Y lo hizo sin la venia del propio Presidente, quien se enteró de la novedad cuando volaba desde Italia rumbo a Buenos Aires.

Un vocero del Palacio de Hacienda fue el encargado de efectuar el anuncio a media mañana: La medida se produjo por diferencias y cuestionamientos hacia Alonso en el manejo del área, explicó. Y el primer sorprendido fue el ex secretario.

Según dijeron a Clarín fuente cercanas al funcionario, horas antes había conversado con Fernández en buenos términos, y en ningún momento le pidió la renuncia. Con ese argumento Alonso permaneció durante toda la jornada en la sede de Agricultura, sin acatar la decisión de su superior y esperando lo que parecía casi un milagro: que Menem desautorizase a su ministro. Sus leales recién comenzaron a perder las esperanzas cuando a media tarde el jefe de Gabinete, Jorge Rodríguez, avaló la decisión de Roque.

Esta discrepancia determina que se necesita otro funcionario, fue la sintética confirmación. Pero recién por la noche el titular de Economía pudo respirar tranquilo. Fue cuando conversó telefónicamente con el Presidente, quien respetó su decisión. Enseguida se elaboró el decreto, de dos artículos: uno acepta la renuncia de Alonso, y el otro nombra a Jesús Leguiza como su sucesor.

Leguiza fue subsecretario de Agricultura durante la gestión de Solá y actualmente es asesor de Roque en economías regionales. La movida sorprendió a la dirigencia rural. El lunes, las cuatro entidades del agro habían postergado el anuncio de un paro nacional a pedido de Alonso, a la espera de una nueva gestión que llevase soluciones a la crisis del sector.

Por eso las peleas palaciegas cayeron mal. Si una persona del Gobierno está tratando de contemporizar en un conflicto producto de una profunda crisis, y como respuesta es removido del cargo, es un mensaje muy negativo, opinó Marcelo Muniagurria, el titular de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA). Previendo ese malestar, Fernández decidió convertirse en interlocutor directo con el sector.

Ayer convocó al dirigente de CRA y a la conducción de la COPAL, la entidad que representa a los industriales del sector alimenticio, a una reunión. Pero Muniagurria contestó que no iría si la invitación no incluía a todas las entidades del campo. Cuando Roque aceptó esa condición era tarde. Varios ruralistas se encontraban en el interior y el encuentro quedó aplazado para la semana próxima. De acuerdo con algunas versiones, ese día Economía podría anunciar que deja sin efecto el controvertido impuesto a los intereses, uno de los puntos más cuestionados de la reforma fiscal. El titular de CRA, sin embargo, adelantó que aun así será difícil desactivar la protesta. El miércoles que viene anunciaremos la medida de fuerza, amenazó. Además de CRA, de esta ofensiva contra la política oficial participan la Federación Agraria, Coninagro y, por primera vez en diez años de gestión menemista, la Sociedad Rural Argentina.

Este inédito consenso ante la falta de medidas de apoyo al sector es el telón de fondo de la disputa entre Fernández y Alonso. El disparador fue la reunión de Gabinete del jueves pasado, en la que Alonso se coló invitado por el secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan. Esto enfureció al ministro, quien discutió con su subordinado y lo acusó de apoyar la protesta rural. Después, con el aval de Menem, el titular de Economía condenó en público las actitudes corporativas de las entidades y acusó a algunos dirigentes del campo de pedir una devaluación.

El vaso rebasó un día después en el terruño de Alonso, la ciudad de Río Cuarto, de la que aspira convertirse en intendente. Durante un acto oficial el secretario habría vuelto a justificar la protesta del agro. Y sus dichos llegaron a oídos de Fernández. Alonso había llegado a Agricultura en setiembre, de la mano del acuerdo que José Manuel De la Sota, su padrino político, tejió con Menem para apoyar su reelección.

Ayer el gobernador electo de Córdoba estaba en Brasil. Pero sus operadores políticos intentaban hasta última hora de anoche dar vuelta una decisión que, a esa altura, ya parecía inevitable.

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