Rivadavia y los primeros intentos de colonización

Ambito Financiero – 17/08/2006

Jesús Leguiza
Fundación Federar

El tema de la tierras y propiedad de las mismas ha dado mucho de hablar y escribir a la largo de la historia argentina. Bernandino Rivadavia fue uno de los primeros, en estos lares, en fomentar el uso de las tierras y en promocionar las inmigraciones extranjeras para el uso y ocupación de vastas extensiones territoriales “disponibles”. En realidad las tierras estaban ocupadas por los pampas, los ranqueles, los querandíes y otras tribus de la región del Río de la Plata, ellos eran los verdaderos “dueños”; como en el norte los eran los guaraníes, guaycurúes, los quilmes, comechingones o los calchaquíes, entre otros.

Este prócer de nuestra historia es venerado por muchos y odiados por otros tantos. La historia es así, algunos toman partido por algunos personajes, por algunas banderas ó ideas y otros por posiciones contrarias, como fanáticos en un campo de fútbol; solo actúan desde la emoción y generalmente con poco uso de la razón. Otras veces se actúa con picardía, por ejemplo, la economía se maneja con la derecha, la política con el centro ampliado y la cultura con la izquierda.

Influencia europea

Desde sus primeras actuaciones políticas, sobre todo después de su regreso de Europa a mediados de la década de 1810, Rivadavia sostuvo ideas liberales, que eran progresistas o de vanguardia a principios del siglo XIX. Al igual que Belgrano estuvo influenciado por Rousseau, Adam Smith, David Ricardo, Bacon y Locke, pero en este caso, a través de su “amigo” Jeremy Bentham. También influyeron en él españoles como Jovellanos y Campomanes.

Rivadavia se proponía mejorar la raza nativa con inmigrantes del norte de Europa y, para ello, mantuvo contactos con agentes particulares de Londres, como Hullet Brothers, a fin de atraer los primeros colonos, a los cuales se abonaría unos 200 pesos a los matrimonios, una cifra menor a los solteros y se les entregaría parcelas de tierras. Eran familias escocesas, holandesas y alemanas.

Decía -“Una masa de agricultores debía tener acceso a la tierra para lograr el desarrollo agrícola”-. Su preocupación fue asegurar una adecuada distribución para que las mismas no terminaran en pocas manos ó en latifundios improductivos y, a su vez, para que adquirieran valor a largo plazo, en 20 ó 30 años. Las tierras del convento de San Pedro fue el lugar elegido para el primer intento de colonización, pero éste fracasó rotundamente dado que, a la llegada a Buenos Aires, nadie se hizo cargo de los inmigrantes y futuros colonos. Para el segundo grupo o contingente se compró un campo en Entre Ríos, pero también fracasó porque, esta vez, no se cumplió con la promesa de entregar enseres y herramientas de trabajo; ambos contingentes terminaron asentándose en Buenos Aires, trabajando, la gran mayoría, como artesanos. Por ultimo, hubo un tercer intento abortado por la guerra con el Brasil. Todos ellos, los primeros inmigrantes, salieron de Glasgow y de Liverpool, aunque el tercer grupo ni siquiera salió de éste último puerto.

Frontera con los indios

Sin embargo, estos esfuerzos marcaron un rumbo en la ocupación de la tierra, recordemos que en 1815 la frontera con los ocupantes originarios, los indios, estaba delimitada por el río Salado y una línea de fortines, hoy Chascomús, Rauch, Montes, Lobos, Mercedes, Salto y Rojas. En 1817 se fundó Dolores y, recién en 1823, las expediciones porteñas llegaron a Tandil. En pocos años, la provincia de Buenos Aires, se extendió de 40.000 km2 a 100.000 km2; superficie poco poblada dado que todos los habitantes no sobrepasaban el número de 150.000. Rivadavia ordenó el primer relevamiento topográfico de la provincia con la idea de repartir las tierras, pero la gran ola inmigratoria recién llegaría 30 o 40 años después.

Rivadavia fue pionero en esta materia, como también en otras iniciativas, como la difusión de las libertades individuales y el libre comercio. Propició reformas aduaneras, el puerto de Ensenada; la creación de instituciones, registros, museos, escuelas de campaña, el primer banco y la ley de enfiteusis. Todas éstas fueron sus mayores contribuciones, tanto como secretario de gobierno y relaciones exteriores del Triunvirato, como ministro de Martín Rodríguez y luego como presidente.

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