El relato del 9no. default

¡Quién puede creer que actualmente se hace un esfuerzo serio para no entrar en default nuevamente!

El tema de la deuda pública es otra distracción para la población, “la gilada”, y para complacer a los fanáticos; a su vez, va adornada con neologismos creativos: soft default, default restringido, default momentáneo y hasta default anecdótico.

La deuda reprogramada desde 2016 tuvo por objeto estirar hacia delante el plazo de las deudas contraídas con anterioridad, para pagar a los holdouts, los intereses de los u$ 240.000 millones de deuda heredada a fines del 2015 y aumentó para pagar el déficit fiscal a fin de mantener la trampa de los planes «trabajar», los AUH y los cientos de miles de nuevos jubilados que nunca realizaron aportes.

Como lo ha dicho Negri «El Gobierno actual está negociando los bonos que se emitieron en los años 2005 y 2010. La Provincia de Buenos Aires no ha podido pagar deuda emitida durante la gestión de Scioli. Queda en evidencia que también se está negociando la deuda que ellos mismos emitieron. Esto demuestra cabalmente que, cuando el Gobierno culpa al anterior de esta nueva crisis de deuda, falta parcialmente a la verdad y tiene por único fin establecer un nuevo relato.

Este año vencen us$ 32.889 millones de deuda en pesos y us$ 30.927 millones de deuda externa bajo legislación extranjera, o sea un total u$ 63.806 millones de deuda total.

Los próximos vencimientos, también totales, son:

-En el 2021, u$ 40.460 millones;
-en el 2022, u$ 50.041 millones;
-en el 2023, u$ 45.838 millones;
-en el 2024, u$ 28.833 millones; y,
-en el 2025, u$ 27.055 millones

Por us$ 503 millones se entrará default, aunque en los próximos años ni siquiera se podrán pagar los intereses. Parte del nuevo relato es que no se pagarán ni los intereses para recuperar la economía fundida. Ni siquiera el sector privado tendrá crédito.

El fracaso, que viene del 2008, también tiene que ser de las grandes empresas privadas para que la culpa se diluya. El gran problema es que ningún acreedor obligó a Argentina endeudarse, salvo la irresponsabilidad de los gobernantes. Y ningún argentino está obligado a creer, salvo los periodistas pautados (la mayoría) y los propios reclutas y auto-reclutados.

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