Militante insólito, el BCRA

Jesús Leguiza

Los militantes son personas normales que, en la mayoría de los casos, están convencidos de la superioridad de una ideología, una creencia, un equipo deportivo. Muchos, se vuelven fanáticos y encuentran el «lei motiv» de sus vidas. Ejemplos sobran: veganos, feministas, antivacunas, terraplanistas y, por supuesto, militantes políticos y sociales.

Días atrás surgió una nueva «normalidad»: la INSTITUCIÓN MILITANTE; y no se trata de una ONG, es ni más ni menos, el BCRA (Banco Central de la República Argentina) con un informe elaborado a pedido de su Presidente: «Informe de Mercado de Cambios, Deuda y Formación de Activos Externos 2015 – 2019».

En el mencionado informe, que es la típica falacia de la verdad a medias, se analiza la relación entre la deuda externa, el valor del dólar y la fuga de capitales (Formación de Activos Externos). Pero solo del período 2015-2019 y se olvidaron de la historia.

También, se olvidaron de la causa principal y casi única: el déficit fiscal y, por ende, el exceso de gasto público. La deuda externa, el valor del dólar y la fuga de capitales son consecuencias.

Déficit fiscal

Todos los presidentes que asumieron desde 1864 incurrieron en déficits fiscales crecientes. Si se consideran los últimos 119 años y medio, desde 1900 hasta mediados del 2020, nos encontramos con 109 años y medio de déficit fiscal y sólo 10 años de equilibrio o superávit fiscal. Los gobiernos vienen dilapidando los recursos del Estado, como si fueran propios: golpes de Estado, empresas estatales deficitarias, campañas políticas, nacionalización de deudas, incrementos patrimoniales escandalosos de funcionarios o empresarios enriquecidos bajo el ala del Estado, hasta inverosímiles guerras.

Todo financiado por contribuyentes y consumidores del pasado, actuales y del futuro (nuestros nietos). Nada de esto está mencionado en el tergiversado informe militante del BCRA.

Deuda externa

También se olvidaron de aclarar que gran parte del total de la deuda externa es causada por ese recurrente déficit fiscal. No es, como quieren hacer creer, para que los argentinos, empresas o personas fuguen dólares.

La deuda pública a fines del año 2003 era de u$ 178.820 millones. En el 2015 esa deuda creció a u$ 240.665 millones de dólares y la deuda acumulada a 2019 de u$ 323.062 millones, de los cuales 2/3 fueron para cancelar y/o refinanciar la deuda externa heredada.

Fuga de capitales

Los dólares que compran las empresas y los dólares que compran las personas son para proteger sus ahorros o ingresos mensuales de la inflación, porque los alimentos, por ejemplo, suben de precio día a día.

La costumbre de resguardar los ahorros en dólares viene desde que empezaron los controles de cambio, pero en el informe se la describe como fuga de capitales, connotación peyorativa para los propios argentinos que guardan su dinero en una moneda fuerte (en el exterior, en cajas de ahorro y/o en el colchón).

No puede ser que existan más de 5 millones de argentinos tan perversos y tengan guardados más de u$ 300.000 millones, casi la mencionada deuda pública total. Solo tienen desconfianza y miedo de que el Estado confisque sus ahorros, tal como ya sucedió innumerables veces.

El resultado final: país inviable (sin futuro), injusticia social (pobreza) e inexistencia de instituciones serias y sólidas (como este nuevo organismo militante).

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