
Jesús Leguiza – Clarín – 16/05/2005
No existen reglas claras, sencillas y estables para la distribución de la cuota Hilton, que son los cortesde carnesque se exportan a Europa. Un proyecto de Ley, con media sanción del Senado y otro muy similar del P.E. son pasos muy importantes, pero: ¿Serán suficientes?. Desde hace casi 7 años “se exprime tanto a la cuota Hilton que, en lugar de exportar cortes de alto valor, se terminará vendiendo jugo o extracto de carne”. Abundan interpretaciones y falsos dilemas, contribuyen exitosamente a que el tema sea cada vez más oscuro e insoluble. Estos falsos dilemas son, entre otros:
a) La cuota es de los frigoríficos, de los productores ó del Estado; b) es de los grandes exportadores ó de los medianos; c) es para zonas dónde existen más animales gordos ó donde prevalece la cría y el engorde; d) tienen prioridad las plantas que están cerca de los puertos o lejos de los mismos; e) son para empresas nacionales, extranjeras ó multinacionales; f) se distribuía mal antes, en los 90; pero está bien ahora, en los 2000; g) tiene que concentrarse en Buenos Ares, Santo Fe, Córdoba ó en las provincias menos desarrolladas; h) tiene que repartir solo el gobierno nacional ó también los gobiernos de provincias; g) las causas judiciales, corresponden al fuero federal o el contencioso administrativo.
Un país serio debería primero preguntase: ¿La cuota es un beneficio ó es un resarcimiento?. En la historiaestá la explicación y la orientación para su abordaje. Los frigoríficos, exportadores y productores no son los dueños de la cuota son, en todo caso, damnificados; y, el Estado tampoco esdueño, sólo es un árbitro a quién la Unión Europea otorgó la atribución para canalizar su “generosa” compensación.
En 1979, durante la Ronda Tokio del GATT, la Comunidad Económica Europea compensó a varios países con la cuota Hilton. Medida que se hizo efectiva un año después y a la Argentina correspondió una cuota anual de 5.000 toneladas. Al poco tiempo, en 1983, dicha cuota ascendió a 12.500 por el ingreso de Grecia a la Comunidad y luego a 17.000 toneladas, por la misma razón, esta vez por el ingreso de Portugal y España. Se llegó a un máximo de 32.625 toneladas en 1994 y seguidamente se estabilizó en 28.000 toneladas por año. En el 2002 se recibió un adicional extraordinario de 10.000 toneladas para compensar, los envíos frustrados por la crisis del brote de aftosa del 2000/01, crisis cuyos responsables todavía están impunes.
El origen de la cuota, como se puede apreciar, ha sido para compensar a exportadores realmente perjudicados. Esos exportadores, que durante la década del ´70 sufrieron competencia desleal, fueron compensados a partir del año 1980. La cuota, entonces, no fue para promocionar el comercio de las carnes, ni para lograr una “razonable” distribuciónespacial de la actividad, tampoco para salvar a las empresas concursadas ni, mucho menos, para financiar los servicios de la policía sanitaria. Fue y es un resarcimiento, liso y llano.
La cuota Hilton tampoco es un subsidio. Un subsidioesun aporte que realiza el Estado sin contraprestación alguna a un individuo o empresa. Un subsidio puede ser explícito (planesjefesy jefas de hogar) o implícito (p.e.: el tipo de cambio alto que “subsidia” al turista y al consumidor extranjero, al empresario local no genuinamente competitivo ó tipo de cambio bajo que provoca todo lo contrario; lo difícilesel equilibrio, el tipo de cambio efectivo y de equilibrio). La mayoría de los frigoríficosestán localizados cerca del abastecimiento de las materias primas (invernada), cerca de los puertos de exportación y aprovechan, además, las denominadas economías de aglomeración (mano de obra, servicios e incluso consumidores de los cortes no exportables). Están dónde tienen queestar, aunque en el futuro se tendrán que relocalizar, acompañando el desplazamiento de la ganadería de engorde.
En más de 20 años se cambió tantas veces de criterios, que ahora, ya no se sabe dónde está el punto de referencia, el punto de partida. La mayoría de los actores, gobierno y operadores privados, toman a la cuota como una prebenda; en realidad es un resarcimiento de la Unión Europea por sus políticas proteccionistas. En rigor, se debe resarcir a las empresas operadoras habilitadas sanitariamente por la misma Unión Europea y el SENASA; empresas con sus impuestos y cargas sociales al día y, por sobre todo, que más toneladas de carnes frescas introduzcan (penetren) a esa región proteccionista que compite deslealmente: La Unión Europea subsidia a la producción interna con ayudas y subsidios. Las empresas que exportan a ese mercado son las que deben ser “premiadas” con la cuota Hilton.
Es importante tener en cuenta las consideraciones anteriores, como punto de referencia, para cuando sea tratada la Ley que tiene media sanción del Senado. La misma es un gran avance, pero le falta algo: el criterio de asignación por licitación pública, aunque el mismo se puede establecer por decreto del P.E. A manera de propuesta se sugiere que las 28.000 toneladas se rematen en varias ruedas o rondas de lotes individualesde 280 toneladas cada uno. Previamente, las empresas estarán agrupadas en trescategorías excluyentes, definidas por la SAGPyA, p.e.:
a) el 75 % de la cuota será para grandes exportadoresa Europa con past-perfomance;
b) el 20 % de la cuota para medianos operadores regionales extra-pampeanos; y,
c) el 5 % de la cuota será de reserva para nuevos operadores extra-pampeanos, éstos en función del desplazamiento de la invernada.
Las licitacionesde lotes se realizarán entre empresas u operadoresdel mismo grupo. El valor de base para cada lote de 280 toneladas podrá ser simbólico, digamos U$S 100 por tonelada (no debe haber objetivo fiscal, simplemente será para evitar el acceso de los oportunistas sin recursos) y/o un seguro de caución por el valor monetario del 10 % de la cuota lograda. El operador que remató en una rueda, no tiene permitido el acceso a la próxima y así sucesivamente. El máximo de cuotas de un operador estará definido por su propia capacidad, convalidada y limitada, por la SAGPyA y no será más del 10 % de la cuota. Estará expresamente prohibida la transferencia, cesión o endoso de la cuota/s lograda por cada uno.
Este es un procedimiento claro, sencillo y transparente, cualquier agregado de complejidad debe ser analizado con cuatro ojos. Con una Ley se brinda el marco general y las prohibiciones expresas para evitar interpretaciones caprichosas de algunos jueces y con un Decreto Reglamentario se establecen los criterios y los procedimientos administrativos. La cuota rematada, será de propiedad del operador, no transferible y éste perderá su derecho de un año al otro si no logra concretar sus exportaciones y/o deja de cumplir con las condiciones exigidas. La recaudación será para solventar los gastos operativos y las auditorias requeridas por el sistema público. La afirmación que “Un sistema de licitación quita poder de decisión al Estado y/o beneficia solo a los grandes” es falsa. El Estado puede mantener la tutela de asignar la cuota y, si utiliza criterios no rebuscados, puede beneficiar a todos por igual o en forma proporcional a la importancia de las exportaciones de cada empresa. Igualmente algún potencial beneficiario quedará insatisfecho, seguramente será por su propia interpretación. La política, en sentido estricto, es justamente la posibilidad de elegir y arbitrar para el beneficio de la mayoría. Se invita al debate para que unos pocos no se adueñen de algo que es un bien público.