
Le Frigorifique fue el primer barco frigorífico del mundo que llegó a Buenos Aires en 1876. Estaba provisto con cámaras de frío para el transporte de carne. Fue una verdadera revolución para la industria de las carnes y cambió profundamente la economía nacional.

Así como se desarrolló la industria del saladero y su principal producto, el tasajo, conservado el sal, había limitaciones para la exportación de carnes de calidad y mejores precios. Desde los tiempos de las vaquerías, la carne quedaba tirada para alimento de los ratones o perros del campo y cuando llegó la época de los saladeros la carne, que se desperdiciaba, se comenzó a macerar, secar y salar para ser enviada a los mercados para consumidores de bajos recursos o para esclavos y soldados.
Alrededor de 1870 la Sociedad Rural de la provincia de Buenos Aires ofreció un premio en metálico muy importante para aquella persona que inventase o crease una técnica que conservara la carne.
La solución llegó desde Francia de manos de un científico llamado Charles Tellier, quien ideó y construyó, veinte años antes, una plata frigorífica con compresores de éter metílico, el cual al evaporarse creaba un ambiente frío y seco con una temperatura de 0°C, un frío artificial. Así se logró conservar la carne sin el uso de la sal.
En el mes de diciembre de 1876 llegó a Buenos aires el barco L´Frigorifique cuyas bodegas cargaban 25 toneladas de carne que semanas antes habían salido de Europa. Esa carne, enviada a manera de prueba, llegó al puerto en perfectas condiciones y fue aceptada inmediatamente, aunque el sabor era un poco distinto a la carne fresca. No obstante, surgió un nuevo método o sistema de conservar la carne y para exportar; los ganaderos aprovecharon la oportunidad para multiplicar sus negocios con el exterior.

La carne local, además de tener un precio mucho menor, esto permitía la reventa con razonables beneficios para ambas partes y fue así que se revolucionó el negocio de la exportación. L’Frigorifique era un barco con un casco de acero de 66 mts de eslora y un peso de 500 tns, Estaba dotado de tres velámenes y podía navegar a una velocidad de 8 nudos. Las bodegas estaban revestidas de madera de corcho a fin de garantizar el mantenimiento del frío por más tiempo.
La SRA invitó a sus asociados para reunir un cargamento y al tiempo L´Frigorifique partió de regreso con una carga de casi un centenar de reses, las cuales parte llegaron llegaron en mal estado debido a fallas en una sección de las bodegas de refrigeradas, pero el resto llegó en buenas condiciones y fue consumida. Era carne de oveja congelada.
Un mes después llegó nuevamente otro barco a vapor el “Paraguay” con un sistema de enfriamiento mejorado en cuyo desarrollo también participó el Ing. Tellier. Así se consolido la industria de la faena de vacunos para la exportación de carnes frescas, abriéndose de esta manera un inimaginable camino para la agroindustria del Río la Plata.
El antiguo problema que develaba a los exportadores desde la época de la colonia fue resuelto, pués los que se buscaba era que el producto no se resintiera y fuera de satisfacción para el gusto europeo.
