Ámbito Financiero, 27/07/04
Escribe Jesús Leguiza. Ex Subsecretario de Agricultura de la Nación
Una forma eficiente de usar las tierras para favorecer las inversiones, al menos en la forestación y fruticultura, sin la xenofobia o la “capitalfobia”, es aprobar el derecho real de superficie que tiene media sanción en Senadores.
Con sorpresa nos enteramos de que se han presentado, en la Cámara de Diputados, propuestas para prohibir y/o restringir la venta de tierras a extranjeros. Textualmente, en un importante diario se escribió. ”Adquirir tierras en el país podrá convertirse en misión casi imposible para personas o empresas extranjeras que vean en la Argentina una real posibilidad”.
No se trata de una propuesta sino de varias iniciativas. Los legisladores no son personas desconocidas. Los mencionados tienen apellidos bien conocidos y, en algunos casos, representan a mayorías. Propuestas que carecen de practicidad, tal como ya lo indicó el Sr. Roberto Frenkel Santillán en su comentario “aquel extranjero que quiera invertir lo hará igual a través de un argentino”, o como dijo Guillermo Alchouron, sobre la inconstitucionalidad de la iniciativa.
Esta es una forma adicional de empobrecer al país, igual que hace algunos meses atrás se pretendía grabar con más retenciones (impuestos para vender a otros países) a las exportaciones de soja para evitar la “sojización”. Por suerte, ahora el gobierno aprobó, hace pocos días, la comercialización de maíz transgénico (RR); ésta es la forma eficaz de evitar la “sojización” y resolver un problema, que para algunos era de vida o muerte y que para otros más sensatos solo trataba de una cuestión coyuntural, dada una importante sequía en EEUU. La aprobación de la comercialización del maíz RR se demoró casi 6 años pero salió. Ya está y contribuirá a una nueva revolución de la producción granaria que trascenderá a las pampas. Este es un ejemplo de una solución creativa y eficaz.
El futuro de Argentina, no solamente está en los granos y en la pampa húmeda, también está en las forestación y en la fruticultura, actividades que se realizan en el resto de las regiones. El Senado de la Nación aprobó en diciembre del año pasado, a instancias del entonces senador Gioja y la labor parlamentaria destacada de la Senadora Escudero y la Senadora Martín, un proyecto que evita estas incongruencias al menos parcialmente, como es esto de prohibir la venta de tierras. Se trata de un proyecto que crea un nuevo derecho real a pesar que el mismo, como figura jurídica, ya existe desde el año 2001. La creación del derecho real de superficie forestal y frutícola es una manera eficaz de promover inversiones sin vender tierras y mucho menos sin la necesidad de prohibir la venta de tierras.
Con el derecho real de superficie, tanto forestal como frutícola, cualquier extranjero puede realizar inversiones en estas actividades sin necesidad de comprar tierras, y tendrá la seguridad jurídica sobre la propiedad de las plantaciones. De esta manera, los inversores tienen menos costos de inversión y están invitados a trabajar para y por la Argentina.
A fines del mayo de 2002 y en este misma sección, escribía “desde Jujuy o Misiones como extremos del norte del país hasta los valles patagónicos de Santa Cruz y Tierra del Fuego, existe suficiente historia, experiencia, infraestructura y tecnología, para un mayor desarrollo de la fruticultura (y forestación). Los cítricos, peras y manzanas, uvas y frutas finas, son producciones aptas y con mercados de exportación. Se pueden incorporar miles de hectáreas de tierras al proceso productivo; se puede realizar la reconversión de otros miles de hectáreas de cultivos existentes, todo esto sin necesidad de crear obras de infraestructura nuevas que cuestan miles de millones, ni de realizar Reformas Agrarias o iniciar otra campaña de Desierto”