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Jesús Leguiza – 30/12/2011
Las crisis se preanuncian silenciosamente, pero llegan de un día para otro y no dan tiempo para reaccionar: (Celestino Rodrigo-1975, Lorenzo Sigaut- 1981, Plan Bonex-1990, Corralito y default- 2001).
El año 2012, cómo será ???. «Solo es cuestión de “unir los puntos”, como decía Steve Jobs.
El viento de cola, por la devaluación acertada pero exagerada del 2002 y por el favorable contexto internacional, se ha acabado. A partir de ahora Argentina tendrá viento en contra. Situación que se agrava por razones de política económica interna. El frente externo es la desaceleración económica mundial, EEUU-Europa-Japón, que afectará a los dos principales clientes de Argentina: Brasil y China.
El DILEMA del GOBIERNO, en el que está prisionero, es una situación de franco deterioro de la balanza comercial y un gasto público inercial, sin seguridad del control del superávit/déficit fiscal. Post elecciones, con la ratificación de autoridades, de políticas, de métodos y funcionarios, todo parece indicar que no cambiará nada. El problema consiste, entonces, en cómo mantener alto ese gasto público ya que no existen fuentes disponibles suficientes para ello: ahorros internos (fondos de las AFJP) ni ahorros externos (reservas del BCRA, crédito internacional privado o alto superávit comercial suficiente, sobre todo el proveniente del sector agropecuario y agroalimentario). Solo quedan los depósitos del sistema bancario que pueden salir corriendo o ser confiscados Ya se empezó con la restricción para la compra de dólares.
El “éxito” pasado de la recuperación económica, se debió en gran parte a que la familia Kirchner, cuando tomó el poder, luego de que Argentina devaluara y se declarara en default en el 2001, también aprovechó la revolución de los transgénicos y la infraestructura desarrollada en los ’90 (autopistas, vías navegables, puertos), la disminución abrupta de los salarios reales a partir del 2002 y los precios de los commodities agrícolas levantando vuelo que se mantuvieron altos por varios años. Tener el mando durante ese boom económico fuerte pero ajeno a ellos, luego del traumático 2001, aseguró su popularidad y las seguidas reelecciones.
El mejor resultado de los últimos años, sobre todo hasta el año 2007, ha sido la adecuada y controlada política monetaria, mejor dicho hasta que el gobierno volvió a tener injerencia e influencia en dicha política, o sea en el BCRA. Las condiciones internas (gran devaluación 2002) y externas (precios de commodities), ambas favorables, propiciaron la recuperación y “el crecimiento acelerado” y permitieron los enormes subsidios estatales (gas, electricidad, transporte, etc.) y las políticas monetarias poco rígidas, después de Martín Redrado; como también, el gran volumen de exportaciones y aumentos salariales. Esto ahora es insostenible, ya existen muestras evidentes y no puede continuar indefinidamente. En el año 2012 la política económica manejada desde la Casa Rosada no podrá mantenerse como en los últimos años.
El 2012 se presentará con altas demandas salariales. Ello está a la vista con las presiones sindicales. Se necesitará una devaluación de la moneda para recuperar la competitividad luego de 5 años de inflación entre el 20% y el 25% y disminución del superávit fiscal. Los salarios y las propiedades ya están muy altos en términos de dólares, quizás más que en el 2001.
El 2012 se presentará con características muy difíciles de conducir:
Un frente EXTERNO vulnerable dado que 65 % de la economía global está representada por EEUU, Europa y Japón. Brasil y China son grandes proveedores de éstos y, a su vez, nuestros grandes clientes. Las características más sobresalientes y esperables son una recaída de la economía mundial, poco crecimiento de EEUU, situación inestable en la zona del Euro, potencial devaluación de Brasil, déficit fiscal de China. Como también una competencia devaluatoria global para protección económica en cada país con similares condiciones a la post crisis del año 30 y la 2da. guerra mundial. Una baja del precio de los commodities, menor oferta de estos y barreras para-arancelarias.
Y un FRENTE INTERNO en pleno desconcierto dado que aumento del gasto público superó los 710 mil millones en el 2011, el 36 % del PBI con un aumento del 820 % desde el 2002, cuando la devaluación estabilizó un tipo de cambio del orden del 300 %. En relación a la pérdida de Reservas del BCRA, la fuga ha sido de U$S 8.900 millones en el 2007, de U$S 23.000 millones en el 2008 y cifras similares para el cierre del 2011.
Asimismo, en el 2004 el superávit fiscal fue del casi 4 % del PBI y en el 2009 fue del -2,5 % del PBI. La salida de capitales es evidente, sobre todo de particulares. El clima, se manifiesta con sequía y repeticiones del ciclo la “NIÑA” que afectará a la cosecha 2011/2012. Los ajustes tarifarios, electricidad y transporte ya se iniciaron. Será escasa la oferta de combustibles y mayor el precio de los mismos. Las demandas salariales serán desproporcionadas y la necesidad de ajuste del tipo de cambio será un hecho. El mayor peligro es el nuevo el reacomodamiento de los precios relativos de toda la economía; mucho más que el dólar oficial y dólar paralelo (AFIP 3210).
Las CONSECUENCIAS: una disminución de la demanda de productos argentinos en sus tres principales mercados Brasil, Europa y China. La moneda está apreciada (barata), habrá una desaceleración del crecimiento económico y las dificultades fiscales serán inevitables. La inflación, entonces, será manifiesta y en condiciones de descontrol. Es posible que Argentina entre en una fase de estancamiento con inflación.
En conclusión, habrá menos exportaciones, el déficit presupuestario se financiará parcialmente con emisión monetaria y consecuentemente, la inflación será alta. De inflación de demanda, por alto consumo interno, se pasará a inflación monetaria ya provocada por la emisión de pesos. Las alzas en los precios de los combustibles, gas, electricidad y transporte, son todos desencadenantes y convalidarán la inflación escondida, no son la causa, pero si la excusa exitosa.
Un problema incontrolable, que necesita intervención dura es el frente interno, porque el frente externo es inmanejable. El dólar “competitivo” ya no marcará el rumbo, sino que seguirá a las expectativas inflacionarias confirmadas por los aumentos salariales, que arrastrará al tipo de cambio y la suba de la tasa de interés en términos nominales y efectivas. El gobierno tratará, a toda costa, que esta espiral inflacionaria (precios-salarios) sea menor que el ajuste del tipo de cambio para evitar la falta de competitividad de las exportaciones. En definitiva, el déficit fiscal, causa de todos los problemas y crisis de Argentina de cada década y durante todos los gobiernos desde hace más de 60 años, inexorablemente se repetirá este 2012.
Recordar que el problema de la inflación no es la suba generalizada del nivel de precios de toda la economía, (los precios de los bienes y servicios), sino el cambio de precios relativos entre los mismos y los componentes del valor agregado (salarios, impuestos, tarifas, beneficios). Con el tipo de cambio como vinculante con el resto del mundo y la tasa de interés como regulador entre la economía real y la economía monetaria. La inflación, es como la fiebre en el cuerpo humano, un indicador de que algo está funcionando mal. El diagnóstico depende de lo bueno que sea el médico clínico no contaminado por la ideología y de lo obediente que sea el paciente, el Gobierno.
¿Qué se debería hacer, desde el Gobierno ?
La “conducción económica” debe desarmar el corralito de dólares, principal retroalimentador de la fuga de pesos a dólares y, esta vez, los malos no son los bancos, el capital concentrado, los especuladores, el capital financiero golondrina, son los particulares precavidos y temerosos del impuesto inflacionario. A su vez, el gobierno debe lanzar un fuerte plan de ajuste fiscal; la eliminación de los subsidios es una falacia, es parcial, si pretenden seguir gastando lo mismo o más. Devaluar más aceleradamente y a una tasa mayor que la tasa de salarios. La Economía en realidad es la política monetaria/cambiaria y fiscal, tanto la balanza de pagos como las cuentas fiscales deben estar en equilibrio. También es generar expectativas favorables y confianza en el público ahorrista e inversor. ¡El deseo, para el año 2012, es que lo evidente se evite!