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Cuasimonedas y virusmonedas

Jesús Leguiza

Con el anuncio de Juan Schiaretti, Córdoba lanzará hoy un bono para el pago de deudas vencidas al 29 de febrero del 2020 con los proveedores de su administración.

En la crisis del 2001 aparecieron $ 7.645 millones en cuasimonedas:

Lecop Nacional. 3.225
Patacón BA. 2.705
Lecor CORB. 800
Federal ER. 237
Cecacor CORR. 206
Bocade TUCU. 173
Quebracho CHA. 100
Boncafor FOR. 73
Petrom MEND. 70
Bono Público CAT. 32
Bono La Rioja 17
Patacón I JUJ. 6
Total 7.645

El efecto de esta cuasimoneda será nefasto para la economía: menos control del BCRA, más circulación de medios de pagos que implica mayor inflación que se diluirá, en parte, con las pérdidas que sufrirán los agentes económicos por el uso para cobros y pagos.

Con la excusa del COVIT-19, otra vez el abuso del Estado en todos sus niveles; no entiende que deben bajar sus exagerados malgastos.

Falacias con el dólar

Jesús Leguiza – 15/may/2020

En lógica, una falacia (del latín fallacia ‘engaño’) es un argumento que parece válido, pero no lo es. Algunas falacias se cometen intencionalmente para persuadir o manipular a los demás, mientras que otras se cometen sin intención debido a descuidos o ignorancia.

Todo el día y desde hace añares escuchamos cientos de juicios precarios sobre las causas de porqué : «el dólar está subiendo», «el dólar no tiene techo». Sentenciando sumariamente: «El dólar es el culpable».

En realidad, el dólar en Argentina no sube solo, la causa es que el peso que pierde valor constantemente.

Un café vale 2 dólares en EEUU, en Francia, en la China y en cualquier lugar del mundo. En cada lugar puede ser caro o barato según su relación con la moneda local, y de cuán buenas o malas sean las administraciones de la economía de los paìses.

No obstante, en este país existen personajes con mentes retorcidas como algunos dirigentes interesados, otros periodistas pautados y casi todo político hipócrita que utilizan argumentos falaces para culpar de todos los males al dólar.

Ellos deben dejar de engañar a la población; el peso baja de valor porque la gente no lo quiere y necesita resguardar sus ahorros en esa moneda fuerte. La inflación no es causada por el dólar, es causada por la emisión de moneda sin ningún respaldo y las expectativas negativas.

Ahora, con el coronavirus, los «intervencionistas» encontraron el argumento ideal para emitir dinero a lo pavo. No pararán hasta que la economía explote por los aires y entonces habrán dos culpables: uno ideológico, el dólar y otro biológico e ininputable, el nuevo virus.

La brecha entre el dólar blue y el dólar oficial es del 100 o/o y la pérdida de reservas es más de 100 millones por día, el gobierno sabe qué hacer y está haciendo (aunque no lo dice). Está devaluando a cuenta gotas y esperando el momento oportuno para blanquear una gran devaluación.

Hoy 15/mayo/2020:

1 $ vale u$ 0.00714
1 u$ vale $ 140.-

JL

Militante insólito, el BCRA

Jesús Leguiza

Los militantes son personas normales que, en la mayoría de los casos, están convencidos de la superioridad de una ideología, una creencia, un equipo deportivo. Muchos, se vuelven fanáticos y encuentran el «lei motiv» de sus vidas. Ejemplos sobran: veganos, feministas, antivacunas, terraplanistas y, por supuesto, militantes políticos y sociales.

Días atrás surgió una nueva «normalidad»: la INSTITUCIÓN MILITANTE; y no se trata de una ONG, es ni más ni menos, el BCRA (Banco Central de la República Argentina) con un informe elaborado a pedido de su Presidente: «Informe de Mercado de Cambios, Deuda y Formación de Activos Externos 2015 – 2019».

En el mencionado informe, que es la típica falacia de la verdad a medias, se analiza la relación entre la deuda externa, el valor del dólar y la fuga de capitales (Formación de Activos Externos). Pero solo del período 2015-2019 y se olvidaron de la historia.

También, se olvidaron de la causa principal y casi única: el déficit fiscal y, por ende, el exceso de gasto público. La deuda externa, el valor del dólar y la fuga de capitales son consecuencias.

Déficit fiscal

Todos los presidentes que asumieron desde 1864 incurrieron en déficits fiscales crecientes. Si se consideran los últimos 119 años y medio, desde 1900 hasta mediados del 2020, nos encontramos con 109 años y medio de déficit fiscal y sólo 10 años de equilibrio o superávit fiscal. Los gobiernos vienen dilapidando los recursos del Estado, como si fueran propios: golpes de Estado, empresas estatales deficitarias, campañas políticas, nacionalización de deudas, incrementos patrimoniales escandalosos de funcionarios o empresarios enriquecidos bajo el ala del Estado, hasta inverosímiles guerras.

Todo financiado por contribuyentes y consumidores del pasado, actuales y del futuro (nuestros nietos). Nada de esto está mencionado en el tergiversado informe militante del BCRA.

Deuda externa

También se olvidaron de aclarar que gran parte del total de la deuda externa es causada por ese recurrente déficit fiscal. No es, como quieren hacer creer, para que los argentinos, empresas o personas fuguen dólares.

La deuda pública a fines del año 2003 era de u$ 178.820 millones. En el 2015 esa deuda creció a u$ 240.665 millones de dólares y la deuda acumulada a 2019 de u$ 323.062 millones, de los cuales 2/3 fueron para cancelar y/o refinanciar la deuda externa heredada.

Fuga de capitales

Los dólares que compran las empresas y los dólares que compran las personas son para proteger sus ahorros o ingresos mensuales de la inflación, porque los alimentos, por ejemplo, suben de precio día a día.

La costumbre de resguardar los ahorros en dólares viene desde que empezaron los controles de cambio, pero en el informe se la describe como fuga de capitales, connotación peyorativa para los propios argentinos que guardan su dinero en una moneda fuerte (en el exterior, en cajas de ahorro y/o en el colchón).

No puede ser que existan más de 5 millones de argentinos tan perversos y tengan guardados más de u$ 300.000 millones, casi la mencionada deuda pública total. Solo tienen desconfianza y miedo de que el Estado confisque sus ahorros, tal como ya sucedió innumerables veces.

El resultado final: país inviable (sin futuro), injusticia social (pobreza) e inexistencia de instituciones serias y sólidas (como este nuevo organismo militante).

Fiscovit 20, la nueva pandemia fiscal

Jesús Leguiza – 21/may/2019

Como el perro que se quiere morder la cola, el gobierno quiere cobrar más impuestos.

Hay empresas privadas, grandes y pequeñas, que ya no pueden pagar impuestos; y, si el Estado no recauda no puede funcionar.

Además de la pandemia Covit 19, surgió el Fiscovit 20. Los agentes de propagación serán los dipucovit y los senacovit que quieren cobrar nuevos impuestos.

Todavía no se percataron de que ya existen 163 impuestos que gravan la actividad económica, 41 nacionales, 40 provinciales y 82 municipales.

Los impuestos como el IVA, ganancias y las contribuciones a la seguridad social conforman el 75% de la recaudación; si a ellos se agrega el impuesto a los combustibles, al comercio exterior, a los débitos y créditos bancarios como también a los ingresos brutos la recaudación sube al 90%. Los otros 155 impuestos y tasas son solo el 10% restante.

Estos últimos deben ser eliminados porque para lo único que sirven es para trabar la actividad económica y laboral; salvo las tasas por «servicios» efectivamente prestados.

Idea disparatada y disociada de la capacidad de pagar el 50 % de los salarios del país. Solo faltan las expropiaciones directas para el derrape total.

Pero como con los impuestos existentes «no basta», ahora se tratará, en el Congreso, un nuevo proyecto de ley: el impuesto a la riqueza. Son 12.000 los contribuyentes apuntados quienes poseen en BLANCO más de u$ 3.000.000 en sus patrimonios.

No será suficiente !! Se debe analizar, reprogramar y redistribuir el presupuesto del corriente año 2.020, todavía no tratado, para dar prioridad a los gastos extraordinarios del año y tratar de emitir la menor cantidad de dinero posible.

Por si fuera poco, y con más de la mitad del país parado, saltó la idea de que el Estado se cobre los préstamos y aportes salvadores (pagos de salarios) con acciones o participaciones en las empresas, una expropiación indirecta.

Cadena de pagos y eslabones irrecuperables

 Ahora, a más de 60 días de cuarentena la cadena de pagos está realmente rota. Más aún con la incertidumbre de la duración de la pandemia.

Siempre, en épocas de crisis, los representantes de cámaras, asociaciones y demás organizaciones sociales relacionadas con la actividad económica hacen sonar la alarma sobre la «rotura de la cadena de pagos».

Ahora, SÍ está rota y no se recuperará la economía y la sociedad hasta dentro de varios años. No existe real idea sobre la gravedad y el daño causado por la pandemia mundial.

Ya es hora de dejar de entretener a la gente con cuestiones locales y comparaciones internacionales. Mucho menos con las picardías de la política precaria y subdotada, como la deuda externa, la herencia recibida y la idea infantil del Estado presente y benefactor.

No basta con esperar que el Estado pague los sueldos privados, ya que éste no tendrá siquiera para pagar a sus propios empleados, sean de carrera u oportunistas circunstanciales.

Las empresas formales o de hecho, pequeñas, medianas o grandes ya no pueden pagar 3 meses de salarios, aunque algunas se beneficien con «ayudas» del gobierno que, a su vez, querrá, por lo visto, participación accionaria de unas o la propiedad parcial o total de otras. No quedarán activos para «expropiar». Ideas «brillantes» de trasnochados descerebrados que quieren la patria estatista. Vaya novedad !!!

No tienen idea de la dimensión del problema. Es imposible, pagar todos los salarios de la economía y además, si se pudiera, todo será insuficiente. No hay dinero que alcance.

La única realidad es que habrá que comprar/reponer materias primas e insumos, reiniciar o reparar maquinarias y equipos parados, formación de nuevos stocks de capital de trabajo; incluso reconvertirse. Y esto no se arregla con emisión monetaria. El estrago que generará la hiperinflación será peor que cualquiera de los conocidos en la historia de la humanidad.

Nadie ha pensado con seriedad. Empezarán los juicios de toda índole por falta de cobros de empresas proveedoras y trabajadores que son obligaciones monetarias que terminarán en reclamos, demandas, juicios y quiebras generalizadas. Sin considerar las conductas amorales de los típicos ventajeros que lucrarán con la desgracia ajena.

¿Y los políticos ? La dirigencia política continúa vociferando –“de los males que sufrimos mucho hablan los puebleros”– pero disimula sus intereses de clase o personales en sus mismos discursos, y hacen como los teros, que ponen sus huevos en un lugar y gritan en otro agujero. Ya es hora que bajen el tono, usen la imaginación para algo más noble, y empiecen a defender los nidos y los huevos de los que tienen algo para ofrecer en la ingente reconstrucción que habrá que enfrentar.

¿Qué hay que hacer ? Tomar el toro por las astas y empezar a modificar toda la legislación relacionada con los derechos y obligaciones de los ciudadanos: ya sean productores o consumidores, propietarios o trabajadores, públicos o privados.

Se deben suspender los derechos que generan las obligaciones económicas por lo menos hasta tres o más años.

Los que deben dinero son los que tienen compras a crédito, préstamos bancarios, cheques a fecha, pagarés, tarjetas de crédito, alquileres, expensas, cuotas alimentarias y un sin fin de compromisos de pagos; hasta favores de familiares y amigos.

Cómo se saldarán estas deudas y cómo se arreglarán los acreedores, la contraparte de todos los anteriores y que tienen sus propias deudas. Esa es la hoja de ruta que necesitamos para la reconstrucción de la famosa cadena de pagos.