
Ámbito Financiero, 29/11/05
Jesús Leguiza – Fundación Federar
El aumento del precio de la carne o del ganado, como el inexorable aumento de los precios de la mayoría de los bienes, exportables o nó, se debe a la devaluación de enero del 2002. Hasta ahora la inflación ha sido exitosamente contenida por una política monetaria, que durante casi 4 años, logró un adecuado pass-through (salida no traumática de la megadevaluación descontrolada). Los promotores de la devaluación y pesificación asimétrica, siguiendo al pie la letra de la “Argentinidad al palo” de la Bersuit Vergarabat, lograron mantener los salarios por el piso. Solo unos justos pero insuficientes aumentos por decreto sirvieron para desencadenar el proceso inflacionario.
El precio de la carne o del ganado en pie y su influencia en el índice de inflación acaparó la atención de todos los medios de comunicación. Lo sorprendente ha sido cómo se trató el tema en un programa de televisión la semana pasada: Luciano Miguens, Presidente de la Sociedad Rural Argentina, tuvo argumentos válidos y afirmaciones correctas, aunque nadie tiene una línea directa con la verdad. Un respetable invitado, muy vehemente y que defendía a los consumidores, hablaba desde la emoción y sin fundamento alguno; sus quejas eran solo contra los síntomas. La diputada Alarcón, por Santa Fe, desnudó sus intenciones con solapados enojos hacia Miguel Campos. ¿Querrá ser Secretaria, ahora?. Por último, Raúl Rivara, el ministro de la provincia de Buenos Aires, fue el único que hizo algo en los últimos meses con el plan ganadero provincial, aunque no lo supo rescatar ni validarse a sí mismo en la pantalla chica. El que sí previó el tema, aunque no aceptaron sus propuestas, al menos por ahora, ha sido el Subsecretario Javier de Urquiza, cuando en el año 2003 diseño el plan ganadero nacional. Tenía costo fiscal, pero infinitamente menor a los subsidios explícitos o implícitos que hoy se otorgan. Ya en ese momento era obvio que el tipo de cambio alto generaría una mayor demanda externa.
A fin de colaborar con el entendimiento y/o comprensión del tema se rescata un párrafo del artículo publicado en esta columna, “Si a la retención, pero de Vientres”, del mes de abril de este año: “Se debe promocionar el aumento del stock ganadero mediante mecanismos de incentivos y no de castigos económicos. En Argentina, es un secreto a voces, faltan entre setecientos mil y un millón de terneros. ¿Qué hacer para aumentar la oferta de terneros?. La respuesta es Sí a la RETENCIÓN, … pero de VIENTRES”. Y, en otro artículo del mes de julio, ”Otra vez retenciones, qué mala leche” se resaltaba la inutilidad de la medida: “Aumentar las retenciones a las exportaciones de productos lácteos, es castigar a la actividad productiva que tanto se dice promocionar con la política del dólar alto. Sin ninguna duda se está actuando sobre el síntoma, no sobre la causa; se actúa con fundamentos precarios para tomar decisiones sumarias. La causa real de los aumentos de precios son los efectos tardíos de la devaluación del 2002 y la política de mantener el dólar alto”. Las evidencias están a la vista, mejor dicho, en el bolsillo de los consumidores.
Se mantendrá la presión alcista en los precios, porque el problema es de oferta, con el agravante que ahora se induce a la matanza de vaquillonas (llegó a costar más de un dólar el kilo vivo en el Mercado de Liniers), todo lo contrario a una política de retención de vientres, que es la solución seria y de largo plazo. Realmente los aumentos de precios son síntomas de un problema mayor: los efectos tardíos de la abrupta y descontrolada devaluación del 2002.
No existen dudas, que a partir de enero del 1995 (MERCOSUR-OMC) y dado el déficit fiscal, hubo que aplicar una política cambiaria denominada «crawling peg», petit devaluaciones, para salir de la convertibilidad con suavidad. Recién ahora se están manifestando los cambios de precios relativos de toda la economía. Esto es todo y los culpables no son los apuntados (ganaderos, frigoríficos, abastecedores, carniceros, supermercados, etc). Surgen mitos, creencias, falsas premisas, dilemas y resentimientos expresados a los gritos contra cualquiera. Contra el capital, los “ganaderos terratenientes”, “la oligarquía vacuna” y/o los “parásitos intermediarios de siempre”. Este mismo mecanismo de razonamiento se instalará en la conducta de la mayoría de la población y, por expectativas, terminarán subiendo más los precios de todos los bienes de la economía.
Ahora, ya es tarde. Con más retenciones no se solucionará el problema. Las importaciones son el camino para esta “emergencia” anunciada hace tiempo. Con solo importar 400.000 tns de carne durante el siguiente semestre se bajará la presión en los precios de la carne, no de los otros bienes. Es más se puede importar cuartos delanteros baratos y exportar cortes más caros en forma permanente y cumplir con los contratos. Negocio redondo, concreto y sencillo.
Recordemos que la inflación es el termómetro de la economía y que imponer precios máximos, vedas o retenciones es lo mismo que poner paños de agua fría al paciente afiebrado. No hay ningún problema para que el país de la carne importe carne. Costará unos 700 millones de dólares traer carne sin hueso de países vecinos o de otros lugares. Solo se necesitan adecuados controles sanitarios en los frigoríficos de origen. Así, también se evitará la entrada de vaquitas sin “pasaporte” por las fronteras secas tal como ocurrió en el año 2000.
Realmente esta medida es más eficiente que mantener el tipo de cambio artificialmente alto, costo que terminan pagando los consumidores con la inflación inducida para que la industria nacional, promovida y sobreprotegida, sea «competitiva». ¿A cuánto asciende el subsidio a los ferrocarrilles?. ¿Cuánto representa el subsidio implícito a la “industria nacional” de tener un dólar alto.
El Ministerio de Economía de la Argentina, hasta ahora, ha sido la mejor oficina de promoción de inversiones agropecuarias de Uruguay, Brasil, Paraguay y Bolivia. Los productores argentinos invirtieron en miles de hectáreas de soja en esos países que no tienen retenciones. Seguramente invertirán en el desarrollo de la ganadería fronteriza. ¿Para qué se creó el Instituto para la Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), si solo recibe señales contradictorias e incongruentes.
