Jesús Leguiza – Fundación de Estudios para el Desarrollo Económico y Regional de Argentina (FEDERAR)
Los argentinos vivimos, desde hace 70 años, de confusión en confusión, de traspié en traspié. Saltamos de lo psicópata a lo paranoico en un constante juego pendular. Lo único constante e inmutable son dos problemas: el recurrente déficit fiscal y la cultura rentística nacional en la mayoría de la población y sus gobernantes. Todos quieren que el otro pague la cuenta. Los gobiernos quieren que paguen los agricultores, los industriales (al menos la gran mayoría) quieren que pague el gobierno, los productores y también los consumidores (por ejemplo, con tasas de interés negativas con respecto a la inflación, promociones industriales, exenciones impositivas, abastecimiento con bajos precios de materias primas o altos precios internos de sus productos, incluso mayores a los internacionales, etc. etc.)
La explicación para el primero de los problemas es la enfermiza insistencia de seguir gastando más de lo que se genera, de lo que se gana. Es igual que en casa de uno, si gasta más de lo que gana, primero acaba con los ahorros (si los hubo), luego se endeuda y después quiebra. El estado, con el déficit fiscal recurrente, no quiebra pero entra en default. El Estado y sus múltiples gobiernos no han podido domar al déficit fiscal, ningún gobierno pudo hacerlo, democrático o de facto.
La causa fundamental está en el segundo problema mencionado, en la cultura rentística, en el pensamiento rentístico nacional, en la devoción al estado del bienestar, en la creencia que todos nos salvamos por el Estado benefactor, ese Estado que todo lo puede, ese estado surgido después de la crisis de los años 30 y agotado totalmente en 1989.
El campo argentino es fuente de toda la riqueza nacional, o al menos de gran parte, eso está claro y es evidente. Pero el campo no es todo, no se puede extraer todo de él, ni siquiera alcanza para todos. Los agricultores vienen sufriendo una discriminación recurrente desde hace 50 años, mejor dicho una persecución psicótica, con las famosas retenciones (que en realidad son impuestos a las exportaciones, un castigo a los que son competitivos y que no piden dádivas o privilegios); éstas, las retenciones, surgieron en la época del primer gobierno de Perón y se mantuvieron con todos los gobiernos, llegando al extremo de imponerse un 55 % de retenciones a la soja en la campaña 1975/1976.
Ahora nuevamente se trata de expropiar aún más a los agricultores, un proyecto del legislador Mario Cafiero, pretende elevarlas al 30 y al 35 %, (sean granos o subproductos), casi como en la primer etapa de Martínez de Hoz. ¿Qué defiende este legislador?. ¿Defiende acaso a los agricultores de la provincia de Buenos Aires?. ¿Defiende a las nuevas generaciones de argentinos obligando, mediante retenciones, a que los chacareros trabajen con “rotación de cultivos”? El legislador, quizás en su buena voluntad de ayudar, acude nuevamente a la cultura rentista, a la cultura del “que pague otro”. El legislador bonaerense castiga a los agricultores más eficientes, a los agricultores que más tecnología han incorporado en los últimos años e, indirectamente, también castiga a la provincia de Buenos Aires, a cuyo pueblo representa, porque las retenciones no son coparticipables. Se extrae del circuito económico, un valor más que proporcional al aumento propuesto, un efecto negativo extraordinario. Lo seguirán otros ???
Para tapar estas malas prácticas, es necesario crear fantasmas, demonios, encontrar a los malos de la película. Es justamente lo que se pretende ahora con el campo, haciendo un demonio de su producto principal, la soja. Esto, como ha hecho un programa de televisión, es ser funcional a las malas prácticas de política económica; es ser funcional a los más variados e irracionales argumentos, tales como: que la soja es exótica, que la soja es transgénica, que la soja es negocio de los obtentores (semilleros legales), que la soja es negocio de las grandes cerealeras, que hace mal a la salud, que no sirve para la dieta de niños, bla, bla, …
Lo cierto es que como depresivos autodestructivos, los argentinos, encontramos otro enemigo, ahora interno: la soja. Enemigo que justamente es la materia prima del sector más competitivo y eficiente que tenemos. El complejo sojero argentino es un sector industrial muy competitivo en el mundo; en el extranjero, los industriales inversores de verdad dicen, “queremos una planta aceitera como las argentinas”, todo una referencia, un hito.
Otro hito, es la misma producción actual de soja de Argentina, Brasil y en menor medida la de Paraguay. Por primera vez en la historia, la producción de estos países del hemisferio sur es más importante que la producción de EEUU y de todo el hemisferio norte. Hoy, la Bolsa de Cereales de Rosario o la de Buenos Aires bien pueden ser consideradas como el mercado de Chicago en el sur. La Argentina y Brasil son referencia en materia de precios internacionales, ya no somos meros tomadores de precios como se decía antes. Ahora Chicago pone los ojos en nosotros, observa qué está pasando en esta región del mundo para manejar los stocks mundiales y los precios.
Lo importante es reconocer que los precios actuales son una coyuntura favorable, nada más que eso y que es una oportunidad para aprovechar. Que ganen los que tiene que ganar, que ganen los que invirtieron, los que plantaron soja. Los precios son altos por cuestiones climáticas y, gracias a Dios, dadas las comunicaciones existentes del mundo global, se conoce al instante que pasa o sucede en los mercados.
Con el complejo sojero solo no nos vamos a salvar, pero no por eso lo castiguemos con medidas obsoletas y contrarias a los intereses nacionales, medidas de concepción rentista. Se pueden incorporar nuevas tierras agrícolas en el litoral norte y en el noroeste, sin deforestar, y con pequeñas obras públicas para el manejo de cuencas. Este complejo puede incorporar, a su vez, más valor agregado, tiene que vender más aceites refinados y menos aceite crudo, pero es necesario dar el crédito a nuestra Pampa Húmeda ampliada y a su principal producto, la soja y sus subproductos, dado que nos permite estar a la par con las tierras de la cuenca del Missisippi y sus afluentes el Tennessee y Missouri. En realidad a la par en materia de tecnología y productividad, pero no en materia de ingresos de los productores, nosotros castigamos a los nuestros, los farmers reciben tres tipos de apoyo: pagos directos, b) pagos anticíclicos y c) prestamos compensatorios para lograr un precio interno garantido.
Jesús Leguiza – Fundación de Estudios para el Desarrollo Económico y Regional de Argentina (FEDERAR)
Casi el 70 % de la población mundial, unos 6200 millones de habitantes, tienen como base de su alimentación diaria a tres granos: el arroz, el maíz, el trigo. El cuarto grano entrando a escena es la soja. Dependen para su subsistencia de unas 600 millones de toneladas anuales de arroz, otras 600 millones de toneladas de maíz y otras tantas de trigo. La soja es el cuatro grano, se producen unas 200 millones de toneladas al año, apenas un tercio de cualquiera de los anteriores, pero su demanda y producción viene creciendo a tasas importantes. Se destina a la producción de aceites comestibles y para la alimentación animal.
En el mundo existen solo 5 grandes regiones que tienen capacidad para proveer de estos granos a escala global: las llanuras regadas por el río Amarillo (China), el gran valle del río Ganjes (India), la gran cuenca del Missisippi (EEUU), las praderas de Ucrania y por último nuestra pampa húmeda junto a vastas regiones del sur de Brasil.
Podrá la nueva tecnología (biotecnología) aumentar apreciablemente la producción agrícola y/o bajar sustancialmente los costos para sostener el crecimiento de la población y el acceso de la mayoría de lo habitantes ?. La población crece en unos 80 a 100 millones de habitantes por año; en el 2025 seremos unos 8000 millones de habitantes, por otra parte los recursos naturales, tierra y agua, son escasos; solo el 3 % del agua del planeta es dulce y solo un 11 % de la tierra del mundo es cultivable y ya está ocupada.
No existen posibilidades de ampliar las tierras de cultivos, la mayor producción se debe lograr con mayor productividad. Más fertilizantes, con más agroquímicos, más genética, más OGM … MÁS CIENCIA Y MÁS TECNOLOGÍA !!!
La soja, originaria de la cuenca del río Amarillo (China) fue introducida en EEUU en los años 50, en Brasil en los 60 y en Argentina en los 70. De este grano dependerá la seguridad alimentaria de gran parte de los habitantes del planeta por los próximos 20/30 años. Justamente estos países del continente americano poseen plena capacidad competitiva para ser proveedores importantes en el comercio mundial. Hoy ya es así y está muy claro el rol de los mismos para el futuro. El escenario es: “aproveche ahora ó pierda la oportunidad”.
Hoy una semilla de soja, maíz y algodón tiene más tecnología, más ciencia y más conocimientos que un automóvil 0 km. Mucha gente sigue hablando de la industrialización argentina pensando en los “hierros, en los tubos y en las chapas”. Sin embargo, “nuestra argentina agrícola”, de alta tecnología, “todavía se resistencia a su destino …”
La soja es un cultivo milenario originario del lejano oriente que ha proliferado por todos los continentes. En los últimos 50 años recién se introdujo en América y, actualmente los principales productores y exportadores de este continente son Estados Unidos, Brasil y Argentina. Este último es el principal exportador de aceites y subproductos de mundo. La soja tiene múltiples propiedades naturales y, aún hoy en día, su campo de aplicaciones es muy amplio.
Los granos de soja se utilizan principalmente en la alimentación animal. Sin embargo, la soja, dadas sus propiedades empezó a llamar la atención de los nutricionistas para complementar la alimentación humana.
La Fundación Federar, a pedido de una pequeña y mediana empresa de capital nacional, la firma Soja Dorada S.R.L, ha realizado estudios e investigaciones sobre las bondades de la soja y de la proteína de soja para la satisfacción de las necesidades alimenticias de la población y la eliminación de los problemas de nutrición.
«INICIATIVA DESNUTRICION CERO»
Después más de 2 años de investigación de los productos, subproductos, procesos y mercados, tanto locales como regionales, ha logrado pergeñar un mecanismo ideal para que municipios, gobiernos, centros comunitarios, entidades de bien público y ONG’s puedan luchar contra el hambre y la desnutrición. La iniciativa es una opción técnicamente viable y económicamente factible para atender a la población en situación de riesgo, tanto del país como del exterior. Este mecanismo es la «INICIATIVA DESNUTRICIÓN CERO».
Mediante la utilización de la soja integral precocida, como complemento alimenticio y en forma de granos enteros, triturados, harinas, tabletas de soja y polenta de soja se ha logrado identificar un medio eficaz y económico para eliminar o erradicar la desnutrición.
Federar ha creado la «INICIATIVA DESNUTRICIÓN CERO” a mediados del año 2003 y ha puesto en consideración de empresas, organismos oficiales y entidades de bien público la idea para ayudar a la población necesitada, entre ellos se destaca la FAO. En este sentido, UATRE-OSPRERA ha sido la primera organización interesada en poner en marcha un programa institucional “Desnutrición Cero de UATRE – OSPRERA”.
Esta importante entidad gremial y su obra social han llevado adelante un plan piloto durante los meses de abril, mayo y junio del 2004 en la localidad de Necochea, provincia de Buenos Aires. Los resultados han sido alentadores; en solo 45 días se eliminó la desnutrición de muchos pobladores en situación de riesgo, con controles médicos y resultados medidos en sangre mediante análisis de laboratorio del Hospital Dr. Emilio Ferreira.
INNOVACIÓN TECNOLÓGICA
La empresa Soja Dorada se ha logrado una trascendente innovación tecnológica al crear un procedimiento único de desactivación (cocción por aire caliente) del grano de soja que permite que el mismo mantenga el 100 % de las proteínas originales (grano seco), es decir, entre un 37 % y un 40 %. Procedimiento no logrado por nadie hasta ahora.
El grano de soja, previo al consumo, debe ser cocido para eliminar el exceso de actividad ureásica y la anti-tripsina, de ahí la denominación de desactivación. El exceso de actividad ureásica impregna de un gusto amargo a la soja seca y natural; por otra parte, la anti-tripsina es una enzima inhibitoria de la tripsina, la cual es generada por el organismo para permitir la absorción de las proteínas. Además, las proteínas de la soja son solubles en agua, lo cual implica que los procedimientos habituales para su “desactivación” (la cocción en agua herviendo) ocasiona la pérdida de la mayor parte o casi la totalidad de las mismas. También existen procedimientos a fuego directo (tostado) pero son muy elementales y de baja calidad.
El procedimiento industrial de Soja Dorada S.R.L. que ha sido creado por el Ing. Juan Sirne. permite la conversión de los granos crudos de soja en granos de Soja Integral Precocida (dorados enteros, partidos, triturados o molidos). La característica distintiva es haber logrado un producto integral y precocido, que puede ser consumido directamente. Este nuevo producto, logrado con una tecnología innovadora, constituye una base ideal para la provisión de alimentos a gran escala y con el menor costo hasta ahora conocido para la provisión de proteínas; incluso se minimizan los gastos de transporte y de cocción de los alimentos; la Soja Integral Precocida es ideal para las zonas de muchas necesidades y escasez de energía para cocinar, ya sea gas, kerosene o leña. Esta tecnología y sus productos constituyen la base de la «INICIATIVA DESNUTRICION CERO».
SOJA PARA EL CONSUMO HUMANO
La soja tiene casi un 40% de su peso en proteínas, aunque contienen dos factores “adversos»: a) exceso de actividad ureásica que le confiere una cierta toxicidad y mal gusto en cuanto al consumo crudo; y b) contiene también una enzima llamada «anti-tripsina» que es una inhibidora de la absorción de proteínas.
Esta encima es poderosa y se halla en importantes cantidades si se consume soja cruda no podría aprovechar o asimilar las proteínas que la misma contiene, y además inhibiría la asimilación de otras proteínas de otros alimentos. Estos dos problemas se solucionan mediante el remojado prolongado (con recambio del agua) y/o con un posterior y concienzudo hervido. Aquí es cuando surge otro problema, la mayor parte de las proteínas de la soja son solubles en agua (de allí que exista la leche de soja), por lo tanto una gran proporción de las proteínas se pierden con el agua.
En síntesis, lo que se obtiene de la soja al fin del proceso normal de cocción y en condiciones de ser ingerido, es un poroto lleno de agua y con un mínimo porcentaje de su peso en proteínas (la mayoría pasa al agua y se pierde). Otro problema es que luego de cocido el poroto de soja debe mantenerse refrigerado y/o consumirse rápidamente, lo cual complica el transporte y conservación.
La SOJA INTEGRAL PRECOCIDA es soja sometida a un proceso en seco mediante el cual se elimina la actividad ureásica; se elimina el factor anti-tripsina; se transforman las proteínas solubles en agua en proteínas no solubles en agua; se pre-cocina el poroto por lo cual ya no necesita cocción posterior; se deshidrata y esteriliza por lo que se facilita su almacenamiento y transporte; y se logra un producto que tiene un 40% de su peso en proteínas, de las cuales más del 70% no son solubles en agua.
La SOJA INTEGRAL PRECOCIDA por lo tanto abre un campo de aplicación impensable hasta el momento como suplemento proteico se puede agregar a cualquier comida (en poroto o harina), y otros posibles usos como: consumiéndola en golosinas como tabletas de «cereal» o garrapiñadas; usándola para cualquier panificado o confitura; agregándola a cualquier bebida (en forma impalpable); saborizándola.
VENTAJAS DE LA SOJA PRECOCIDA
Como ya se mencionó anteriormente la soja es una excelente fuente proteica ya que el casi el 40% del peso seco de los porotos es proteína y el 20% aceite (el resto corresponde a carbohidratos y cenizas ricas en minerales).
La proteína presente en la soja contiene todos los aminoácidos esenciales que requiere el ser humano, por lo tanto es la más completa de todas las fuentes vegetales de proteína. Los principales beneficios son
Relación costo-beneficio: no existe ninguna fuente proteica animal o vegetal que supere a la soja en este parámetro;
Disponibilidad: la soja se cultiva prácticamente en todas las zonas agrícolas y representa el principal cultivo de la Argentina con 13 millones de has sembradas y una producción de 34 millones de toneladas. El hecho de que numerosos productores agrícolas hayan decidido donar parte de su producción con fines solidarios ha resultado de gran importancia para la incorporación de este alimento en la dieta argentina;
Versatilidad: las posibilidades de uso culinario de la soja son muy amplias dada la gran variedad de subproductos que pueden lograrse con ella, como milanesas, guisos, pastas, salsas, bebidas, postres, snacks, entre otros; y;
Conservación: los porotos de soja no requieren procesos especiales de almacenamiento ni cadenas de frío, de modo que manipulación y distribución resulta sumamente práctico, económico y simple.
ALCANLCE POTENCIAL
Esas ventajas de la soja, fueron expuestas al Director General del la FAO, Dr. Jaques Diouf, en oportunidad de un visita realizada a la Argentina en el mes de marzo. FEDERAR presentó la «Iniciativa Desnutrición Cero» a manera de propuesta a fin de colaborar con la FAO en la lucha contra el hambre en el mundo con la utilización de soja, utilizando soja y la nueva tecnología argentina. Esta propuesta se realizó en Mendoza junto al Secretario de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación Ing. Miguel Campos.
Con la soja y la tecnología innovadora puesta a disposición de distintas organizaciones, entre ellas, la FAO, se puede ayudar a combatir el hambre y, por sobre todo, la desnutrición en el mundo. Es importante destacar que “El HAMBRE se combate con hidratos de carbono y la DESNUTRICION con proteínas”. Esta tecnología permitirá, por ejemplo, que el PLAN HAMBRE CERO de Brasil tenga verdadera consistencia técnica y factibilidad económica.
“La Iniciativa Desnutrición Cero se podrá replicar en innumerables países a través del Plan Alimentario Mundial que administra su organización”-, dijo el Secretario Ejecutivo de FEDERAR, Jesús Leguiza al Director General e la FAO.
PRIMERAS EXPERIENCIAS EXITOSAS
La Soja Integral Precocida se utiliza en varios planes alimentarios de la Argentina, por ejemplo: ONG’s y entidades de bien público utilizan en comedores comunitarios de Mendoza y el Gran Buenos Aires. El gobierno de la provincia de Formosa utiliza esta Soja Integral Precocida en los planes alimentarios y el gobierno de la provincia de Tucumán ha evaluando utilizar tabletas de soja precocida (un producto elaborado) para sus planes alimentarios.
El Gobierno de Formosa ha incluido a la Soja Integral Precocida en sus planes alimentarios. La empresa mixta, NUTRIR S.A., que elabora sopas concentradas en el parque industrial de la ciudad capital, ha incorporado Soja Integral Precocida para complementar las cualidades proteicas sus productos.
Por otro lado, la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) junto a su obra social OSPRERA, llevaron adelante con gran éxito la Campaña “Programa Desnutrición Cero”, una iniciativa de este gremio para combatir la desnutrición aprovechando su presencia en todo el territorio nacional. El lanzamiento de esta campaña se realizó el sábado 17 de abril del corriente año.
El “Programa Desnutrición Cero” inició su prueba piloto en la localidad de Necochea y el área de influencia. El instrumento para combatir la desnutrición fue la Harina Integral Precocida y Tableta de Soja, dado que es un producto que permite mantener las proteínas, vitaminas y minerales en los valores originales del grano de soja.
En el mes de febrero del corriente año se ha suscripto un Convenio de Cooperación y asistencia técnica con la Municipalidad de Villa Paranacito, Departamento Islas del Ibicuy, provincia de Entre Ríos. Han manifestado interés en realizar similares actividades los Municipios de Seibas, Médanos e Ibicuy, todos del mismo departamento.
Hasta la fecha se estima que más de 60.000 personas consumieron Soja Integral Precocida o Polenta fortificada con Soja Integral Precocida.
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ANEXO 1: EVALUACION CIENTIFICA
La evaluación de la nueva tecnología y el rendimiento de los equipos de producción han sido realizados, probados y certificados por la “UNIVERSIDAD NACIONAL DE LUJAN”. Esta Institución, a la vez, recurrió al “Laboratorio de Subproductos de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires”.
La materia prima seleccionada para las pruebas ha sido soja de baja y de media calidad. También se realizaron intercambios de los resultados de los análisis y las investigaciones con el Departamento de Agricultura de EEUU (USDA) y con el área investigaciones y laboratorio de la Universidad de Wiscosin.
La siguiente tabla es una comparación sobre sustancia seca, permite observar como se logra eliminar la actividad ureásica sin afectar los valores de proteínas.
Conceptos
Soja cruda
Soja Integral Precocida
Proteína bruta (%)
Entre 37 y 40
Entre 37 y 40
Actividad ureásica (u pH)
2
0,05
Proteína digerible (%)
97
97
Humedad inicial (%)
13
4
La calidad de la “Soja Integral Precocida” es óptima y presenta características excelentes para el consumo humano tales como sabor neutro, dorado (tostado) homogéneo y esterilidad, que se suman a las características proteicas antes mencionadas.
ANEXO 2: «Caracteristicas Nutricionales»
Las proteínas de la soja suplementan eficazmente a las proteínas del trigo y aumentan su valor nutritivo por la lisina y otros aminoácidos que contiene, a diferencia del trigo, que es en este sentido bastante pobre. en la siguiente tabla de composición nutricional se presentan las propiedades nutritivas aludidas;
«SOJA INTEGRAL PRECOCIDA»CADA 100 GR.
Proteínas
40.0 gr.
Sodio
0.00 mg.
Vitamina A
95 UI
Carbohidratos
21.5 gr.
Potasio
1750 mg
Vitamina B
1.0 mg.
Fibras
17.1 gr.
Fósforo
790 mg.
Vitamina B2
0.3 mg.
Energía
453 Kcal.
Magnesio
250 mg.
Vitamina B3
250 mg.
Calcio
260 mg.
Acido fólico
94 ug.
Vitamina E
13.3 mg.
Hierro
8.6 mg.
Grasa
20 gr.
Vitamina K
1990 ug.
Un kilogramo de Soja Integral Precocida tiene un valor nutricional equivalente a: 11 litros de leche, 2,5 kgs. de carne y 1,5 kgs. de queso con un costo infinitamente menor a cualquiera de ellos.
ANEXO 3: «INICIATIVA DESNUTRICIÓN CERO» CON FOCO EN MUNICIPIOS
Los municipios constituyen los medios ideales para lograr resultados concretos con programas o proyectos de Desnutrición Cero porque conforman unidades territoriales definidas, ampliamente conocidas y bajo el control directo de los Intendentes.
Las áreas de atención social determinan, entre otras, las necesidades alimenticias y de mejoramiento de la nutrición de parte de la población.
Aportes de Federar
Elaboración del Programa Municipal. La Fundación, en acuerdo con cada Intendencia, elaborara un Programa de Desnutrición Cero para el municipio como complemento de la asistencia alimenticia (entrega de alimentos, bolsones, cajas, provisión a comedores comunitarios, escolares, etc). El complemento alimenticio con soja integral precocida asegura la provisión de proteínas para la gente.
Una persona normal y bien alimentada, necesita ingerir 1 gramo de proteína por kilogramo de peso y por día. Una persona de 50 kilogramos de peso, necesita 50 gramos de proteína por día. Un kilogramo de soja integral precocida contiene 400 gramos de proteína y se recomienda, como complemento alimentario, el consumo de 100 gramos por dia.
Federar, asimismo, entrega a los municipios interesados, bonos especiales de descuento para ser canjeados con los proveedores de soja integral. Estos bonos constituyen entre un 10 y un 15 % de descuento de los precios de venta minorista.
Pasos a seguir
Contacto con Federar
Firma de Convenio de Asistencia Técnica con la Fundación Federar
Elaboración del Programa de Desnutrición Cero del Municipio
Aprobación mediante Ordenanza Municipal
Puesta en marcha y adquisiciones
Monitoreo y evaluación de las actividades
En 90 días se puede eliminar cualquier foco de desnutrición. Con posterioridad se realizan acciones de mantenimiento de la población beneficiaria.
Artículos periodísticos que acreditan el impacto en los medios de comunicación del lanzamiento de estos planes
Un estudio sobre la situación actual de la tecnología en materia de irradiación de alimentos, realizado por Cynthia Tangelson para la SAGPyA y coordinado por el IICA, reveló interesantes perspectivas.
Por un lado, podemos decir que Argentina tiene una capacidad tecnológica y humana que le permiten competir de igual a igual con cualquier país de punta (como Canadá o Estados Unidos) en materia de la utilización de irradiación para múltiples beneficios.
Por otro lado, se ha manifestado un interés mundial por esta tecnología. Para esto solo hace falta ver las listas de alimentos autorizados para su irradiación en los Estados Unidos que cuenta con una de las listas más completas a nivel mundial.
Pero es tal vez más interesante, y dentro de un cuadro de integración, detenerse a observar la gran aceptación de este proceso en nuestros países hermanos.
Tal es el caso de Brasil que autorizó la irradiación de TODOS los alimentos, o de Chile que está ampliando su lista en forma creciente. En este contexto esimportante destacar que luego de 15 años de silencio, la CONAL ha aprobado recientemente la ampliación del listado de alimentos irradiados. La inclusión de la categoría de los Berryes y distintos tipos de hongos abren nuevamente el juego y apuestan a un futuro de desarrollo en temas tales como conservación, inocuidad, calidad y comercio internacional. Esta es una gran oportunidad para que la Argentina se convierta en un exportador de plantas de “llave en mano” de alta tecnología, favorecida además por ser uno de los países que dispone de la materia prima básica (Cobalto 60) el cual actualmente se comercializa únicamente como un commoditie.
Esperemos este sea solo el comienzo de un cambio positivo para el desarrollo del comercio y la tecnología del país.
Es imprescindible pensar globalmente, planificar regionalmente y actuar localmente. La agricultura orgánica, a pesar de tratarse de un tema novedoso para el hombre contemporáneo, es realmente milenaria y debe ser analizada desde esa perspectiva. A lo largo de miles de años la humanidad ha sufrido cambios, algunas veces de manera imperceptible y otras en forma abrupta. La revolución agrícola fue el primer gran cambio, sucedió hace más de 8.000 años, cuando el hombre descubrió que podía sembrar, cultivar y obtener los frutos de la tierra, dejó de ser nómade, cazador y recolector. Se tiene conocimiento que, desde hace más de 2.000 años, los agricultores ya conocían la existencia de los momentos propicios para la siembra y las épocas de cosecha, practicaban la rotación de cultivos, el reciclaje de los residuos vegetales, el manejo del suelo y la conducción del agua a fin de obtener mayor fertilidad y, por ende, más rendimientos en los cultivos.
La Organización Mundial para la Agricultura y la Alimentación (FAO) llevó recientemente, como postura, a la Cumbre de Johannesburgo, tres mensajes muy claros: a) la existencia de una íntima vinculación entre la agricultura y el medio ambiente; b) la necesidad de producir en forma sostenible y c) la urgencia de combatir el hambre en al mundo y proveer alimentos sanos e inocuos para todos, o sea, el concepto de la seguridad alimentaria desde sus dos acepciones.
La agricultura orgánica
¿ Qué tiene que ver la agricultura orgánica con esta descripción poco alentadora para la humanidad y con los mensajes de la FAO ?
Con respecto a la íntima vinculación entre la agricultura y el medio ambiente, es sabido que el agua es uno de los elementos claves para el desarrollo y marca los límites del crecimiento. Mil millones de personas carecen de acceso al agua potable, en solo 25 años más 3.000 millones tendrán serios problemas por falta de este elemento esencial, particularmente en Africa del Norte y en Asia Occidental. El agua contaminada causa la muerte de más de 2 millones de personas por año y el aire contaminado causa la muerte de más de 3 millones de personas.
No existen posibilidades de ampliar las tierras de cultivos sin realizar grandes obras de infraestructura, la mayor producción se debe lograr con mayor productividad, pero con la restricción de no dañar el medio ambiente.
Como respuesta a la FAO, la agricultura orgánicaesuna opción válida para mantener e incluso mejorar las condicionesdel medio ambiente. Los métodos utilizados, en armonía con el mismo, dado el uso de pocos insumos externos y la no aplicación de pesticidas y agroquímicos, el control biológico de plagas y enfermedades, constituyen los principalesmotivos para inducir a una difusión a mayorescala y más allá de los 5 grandes regiones mencionadas, a fin de proteger la salud humana y proteger el medio ambiente.
Para el segundo mensaje de la FAO, sobre la necesidad de producir en forma sostenible, la agricultura orgánica aporta importantes beneficios: mantiene de la fertilidad del suelo, evita la contaminación del mismo y de las aguas por el uso de pesticidas y fertilizantes y conserva la biodiversidad biológica, dada la menor dependencia de los agricultoresde las tecnologías “complejas” y, por ende, de insumos dañinos.
Y, con respecto al tercer mensaje de la FAO, la urgencia de combatir el hambre y proveer alimentos sanos e inocuos para todos, la agricultura orgánica podrá realizar aportes en tres escenarios claramente diferentes: a) en la producción familiar de subsistencia, que permitirá mitigar el hambre en zonas rurales y urbanas con menores costos; b) en la producción para el mercado local, que permitirá mejorar los ingresos de los productores; y, c) en la producción para el comercio internacional, el más difundido, que permitiera satisfacer las exigentes demandas en materia de seguridad alimentaria, calidad e inocuidad. Para este último, las perspectivas son muy halagüeñas, el mercado mundial de productos orgánicos está creciendo a un ritmo impresionante. En Europa las ventas, en 1997, eran de 5.200 millones de dólares y en solo 4 años crecieron en un 76 %. Por otra parte, las ventas de productos orgánicos en Estados Unidos que en el mismo año fueron de 4.200 millones de dólares, pasaron a más de 9.200 millones en el 2001; creció a razón de un 120 % en el 1997-2001. El volumen total de ventas ha sido de casi 20.000 millones de dólares. Estos países marcan la tendencia, pero Japón que es un mercado incipiente, dio la sorpresa con un crecimiento del 133 % en el mismo periodo.
A nivel mundial la agricultura orgánica sigue creciendo a una tasa constante y sostenida, entre un 20 a 25% anual, es decir es el sector de la producción que crece a mayor tasa en el mundo, no puede ser igualado prácticamente por ningún otro. De mantenerse el ritmo de aumento de ventas de los productos orgánicos en los países de la Unión Europea y los EE. UU., se estima que el mercado será de más de U$S 100 mil millones en el año 2006, U$S 58 mil millones en la Unión Europea y U$S 47 mil millones en EE. UU.
Otra clara tendencia marcan los supermercados de estos países, los cuales juegan un rol fundamental dado que en sus estrategias de marketing se imponen ofrecer al consumidor entre 40 y 400 productos orgánicos. En Alemania existen supermercados que ofrecen, en sus góndolas, una asombrosa variedad de entre 400 y 1000 productos orgánicos. La producción orgánica de los granos básicos es infinitamente menor a la oferta tradicional y, aunque no se pretenda sustituir esas producciones en el futuro, son infinitas las posibilidades de aumentar la producción orgánica de commodities. Ello no seria suficiente para aumentar la diversidad en la oferta de productos alimenticios a gran escala, es la agricultura orgánica la que debe suplir, también esa necesidad de una mayor variedad y cantidad de productos para la alimentación de la población del planeta.
Los productos más demandados son frutas frescas, deshidratadas y en pulpa, aceites de palma y oliva, verduras de todo tipo, plantas aromáticas, soja, maíz, canola, papas y carnes. Los sobreprecios son aceptables y varían desde un 25 % superior en caso de manzanas; 52 % en naranjas, 114 % en papas y hasta 226 % en tomates.
Como la Unión Europea, EE.UU. y el Sudeste Asiático no logran el autoabastecimiento, surge una gran oportunidad para países como Argentina y otros que tienen gran capacidad para la producción de alimentos orgánicos. Este tipo de producciones es impulsada por la pequeña y mediana empresa agropecuaria y agroindustrial, con producción cuasi artesanal y con controles personalizados. Estos sistemas de producción, además, ocupan y revalorizan la mano de obra rural, característica muy importante en momentos de alta desocupación.
Argentina pasó de producir 27.900 toneladas de productos orgánicos de origen vegetal en 1999 a más de 34.000 toneladas en el año 2000; la población del país consume apenas un 10% de la producción total. Los principales destinos de las exportaciones son los principales países de la Unión Europea (85%) y EE. UU. (10,7%). Entre 1999 y el año 2000 se destaca el crecimiento de las exportaciones de los productos orgánicos industrializados con un crecimiento de casi el 200 % y el valor de las exportaciones fue superior a los U$S 60 millones. En este contexto, Argentina tiene una gran oportunidad, la cual no es suficientemente aprovechada por falta de perspectiva global y por exceso de conflictos intestinos institucionales que no permiten ver la gran problemática global. El país es altamente competitivo, dado que posee todos los climas y todos los suelos, tiene una alta capacidad de expansión de la frontera agrícola, las 24 millones de hectáreas utilizadas pueden ascender a 36 millones más incluyendo la forestación; del 1,5 millones de hectáreas bajo riego, solo se utilizan un 50 %; las 500 mil hectáreas dedicadas a la fruticultura pueden triplicarse sin problemas; la mano de obra, en parte desocupada, puede rápidamente incorporarse al proceso productivo. La industria alimentaria, estratégica por cierto, es la base para la recuperación y el desarrollo económico, además de definir el perfil industrial del país. Hoy en día la cuestión sanitaria, la calidad , la inocuidad y las trazabilidad de los alimentos es excluyente. El subsector de producción de cítricos de exportación de la región noreste cuenta, en funcionamiento, con el primer sistema de información on line de América y quizás de otras regiones, sobre la trazabilidad de los productos, incluyendo la identificación de lotes habilitados por los servicios de sanidad vegetal, (www.corenea.com.ar). Dado que los agricultores necesitan seguir reglas muy estrictas, previo a que sus productos puedan ser certificados como orgánicos, es recomendable regular paralelamente los mercados locales y promover la producción integrada y de cultivos orgánicos en huertos familiares para mejorar tanto la seguridad alimentaria.
La agricultura tradicional de alta tecnología y la agricultura orgánica tienen cabida en el inmenso territorio, soloesnecesario producir en forma sustentable, con una adecuadaestrategia de inserción en los mercados y una continua política de promoción comercial, procurando “poner en valor” las produccionesregionaleso locales. Argentina ha hecho lo suyo, pero puede hacer mucho más y convertirse en el mayor productor de alimentos orgánicos del mundo, tanto por cantidad como por calidad.
Actualmente tiene una superficie demás de 3 millones de hectáreas certificadas, el 77% de Latinoamérica, superficie casi igual a la suma de todos los países de Europa. Pero lo más importante es que puede multiplicar esa cifra sin competir con otros tipos o modalidades de producción. Ha sido uno de los primeros países en disponer de normas aceptadas internacionalmente, y desde 1992 cuenta con normas oficiales para las producciones vegetales y desde 1993 para los productos de origen animal. Cuenta, además, con una Ley Orgánica Nro. 25.127, sancionada el 4 de agosto de 1999 y promulgada el 8 de septiembre de 1999 y se destaca por la seriedad y confianza del sistema de certificación y control. Un cohesionado sector privado, nucleado en el MAPO, trabaja mancomunadamente con el sector público, para resguardar que dicho sistema sea eficiente, seguro y permanente.
Las cuestiones claves son cómo utilizar los recursos disponibles de tierras y aguas para producir alimentos para todos; promover el desarrollo económico y eliminar la pobreza; y al hacerlo, cómo abordar las consecuencias para el medio ambiente de las actividades humanas, como el cambio climático mundial y la pérdida de la diversidad biológica.
Se puede afirmar que la Argentina ha hecho todos los deberes y los ha realizado bien, pero falta mucho para aumentar sustancialmente la facturación de la actividad en su conjunto. Por ello, es imperioso impulsar una gran acción en el campo de la investigación y experimentación en todos los aspectos de la actividad, es fundamental la capacitación técnica de los extensionistas y la formación de más expertos. Es necesario brindar, por todos los medios posibles, un fuerte apoyo técnico y de logística a los productores orgánicos, que contribuya a resolver los problemas relacionados con el manejo de las producciones, los procesos de reconversión y la restauración de los ecosistemas dañados. Es imprescindible la puesta en marcha de un programa de desarrollo de la agricultura orgánica que contemple acciones inmediatas en las distintas áreas para acelerar el crecimiento de la actividad.
Estas son las perspectivas y el marco para apoyar el desarrollo de una actividad prometedora. Tan como siempre arenga, el Dr.Carlos Van Gelderen, experto en sanidad animal argentino: “es fundamental pensar globalmente, planificar regionalmente y actuar localmente”.
(*) Jesús Leguiza es economista, MIB y ex subsecretario de Agricultura, Ganadería y Forestación de Argentina (1993/1998), colaboró en la selección de antecedentes y análisis de información la Ing. Agr. Luciana Elustondo (UBA), teniendo en cuenta especialmente informes del Dr. Pedro O. Gómez y material bibliográfico de la FAO, Cumbre Mundial sobre el Desarrollo sostenible de Johannesburgo, Cumbre de Río de Janeiro (1992), Organización Mundial de la Salud, Federación Internacional de Movimiento de Agricultura Orgánica, entre otros.
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