Edición Especial: 40 años de Clarín Rural

Ex Secretarios de Agricultura de la Nación (*)

Es tiempo de brindar al sector las herramientas para crecer en un contexo favorable.

El documento “La Agroindustria para el Desarrollo de Argentina: Aportes para una política de Estado”, presentado en el Bolsa de Rosario en julio del corriente año, es el resultado de una reflexión colectiva de 4 ex secretarios de Agricultura, provenientes de distintas fuerzas políticas y llevada a cabo durante la segunda parte del año 210 y los primeros meses de 2011.

El propósito es aportar elementos que permitan utilizar plenamente los vastos recursos que la Argentina tiene en materia agropecuaria, en función del bien común de todos los habitantes. Con tal finalidad proponemos una serie de políticas que, a nuestro juicio, impulsarían el desarrollo sostenible del sector agropecuario y de las áreas rurales, la creación de empleos genuinos, el equilibrio territorial y, en definitiva, el desarrollo nacional que todos deseamos.

Nuestra concepción del sector agroindustrial incluye tres componentes: la provisión de insumos y servicios para la producción de carnes, granos frutas y demás integrantes de la amplia canasta agropecuaria, su producción propiamente dicha, y finalmente la industrialización de la misma. Dado su alto grado de complejidad, y su permanente evolución e incorporación de cambio tecnológico, este sector es un genuino ejemplo de la “sociedad del conocimiento”..

Proponemos una nueva visión que reconozca la existencia de este sistema tripartito algunas de cuyas características sobresalientes son:  a) su amplia base territorial de 170 millones de hectáreas, que es el 70% de la superficie continental del país; b) su contribución el sector agroindustrial genera el 20% del total de la producción anual de bienes y servicios del país;  c) su gran potencial de crecimiento, ilustrado, por ejemplo, por la expansión de la producción de granos que en el pasado reciente ha superado el 4% anual; d) su alta capacidad de empleo, que actualmente ronda el 25 % del total del país; y, e) su enorme importancia económica. El sistema agroindustrial aporta el 55% del valor de las exportaciones totales del país.

Nuestra visión propone instrumentar políticas que aprovechen todo el potencial del sector agropecuario para contribuir al desarrollo económico y social del país, teniendo en cuenta la existencia de un contexto internacional
sumamente auspicioso para la producción de alimentos y que se estima continuará durante las próximas décadas. Dichas políticas serán un eje central paraconcretar avances sustanciales en los temas de desarrollo nacional pendientes de solución.

Esta visión propone tomar en conjunto a las relaciones multisectoriales que se establecen a partir de la producción agropecuaria primaria y subraya su aspecto territorial, lo que resulta particularmente importante de reconocer en un país que aspira a ser genuinamente federal.

Esta visión es necesaria para superar las concepciones erróneas que no han advertido la importancia central del sistema agroalimentario y agroindustrial para generar empleos en Argentina y que todavía hoy se imaginan un sector agropecuario limitado a recoger rentas naturales, escasamente tecnificado y vinculado al resto de la economía y de la sociedad a partir solamente del aporte de divisas y de ingresos fiscales.

El contexto internacional favorable ofrece una excelente oportunidad para la tecnificación y aumento de la productividad de la agricultura que permita mejorar la competitividad de la producción y enfrentar eventuales escenarios internacionales menos favorables.

(*)  Lucio Reca, Marcelo Regúnaga, Jesús Leguiza y Rafael Delpech,

http://www.clarin.com/rural/Edicion-especial-revista-paginas_0_606539403.html

El criterio más justo para distribuir la cuota Hilton

Por Jesús Leguiza  | Para LA NACION

Sábado 10 de septiembre de 2011
Desde que la Argentina fue compensada comercialmente por la Unión Europea con la llamada cuota Hilton, hace 30 años, fueron más de diez los criterios que cambiaron sistemáticamente las reglas de juego, perjudicando a toda la cadena.
Entre 2005 y 2009, sin embargo,  se distribuyó mediante un régimen pacíficamente aceptado por todos los operadores y que tuvo sólo intervenciones judiciales indebidas, que cesaron. En los dos últimos años, en cambio, no se pudo cumplir con los envíos acordados, por cambios que demostraron ser ineficientes a la hora de defender el consumo interno y evitar la inflación, y por una muy mala administración.Con dos meses de atraso para la asignación de la cuota Hilton de este período, que transcurre entre el 1° de julio y el 30 de junio próximo, considero que el criterio por concurso establecido en la Resolución 1351/10 de la ex Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (Oncca) debería eliminar la preferencia por ventas al mercado interno y, sobre todo, retomar el criterio de past performance de exportaciones, eliminando el tope del 10% por empresa, que es una mala señal.Eficiencia económica

De hecho, el criterio más justo, más transparente y que tiene mayor eficiencia económica es la utilización combinada del criterio de past performance y la asignación por remate, subasta, concurso o licitación (como se quiera denominar).

La past performance será el promedio de lo exportado en los últimos 3 años exclusivamente a la Unión Europea (UE) y sólo de los mejores 7 cortes en valores monetarios: del cuarto trasero (bife angosto, cuadril y lomo; nalga de afuera y de adentro y bola de lomo) y del cuarto delantero (bife ancho sin tapa), sin incluir lo exportado con licencia Hilton, para evitar la retroalimentación de la cuota, tal como se hizo durante muchos años. A cada empresa se le asignará un porcentaje, resultante de su participación en ese total.

El segundo paso será la licitación por precio, que puede hacerse de 3 a 4 contenedores (30 a 40 toneladas). Cada empresa estará limitada a lograr una participación sobre el total que surge del porcentaje indicado en el párrafo anterior, multiplicado por un factor de 1,2, para generar puja e interés en la licitación, independientemente de la cantidad de plantas que posea, de su localización o del origen del capital.

Los grupos de productores tendrán que competir de la misma forma, sin que haya un porcentaje fijo para ellos, pudiendo lograr menos o más que el 10% actual. También habrá que tomar un recaudo para darle un mínimo a las empresas habilitadas por primera vez.

El mecanismo es sencillo, termina con las arbitrariedades y las desconfianzas, y garantiza que el que tiene condiciones reales y vocación de llevarlo adelante, lo logra. ¿Qué más se puede pedir? La Argentina podría así recuperar la porción de cuota en el total otorgado por la UE y volver al camino del prestigio como abastecedor confiable..

http://www.lanacion.com.ar/1404569-el-criterio-mas-justo-para-la-cuota-hilton

Grupo de Consulta


Inspirados en la experiencia de sus viejos colegas del área energética, un grupo de ex secretarios de Agricultura creó un espacio de consulta sobre política agropecuaria, que fue presentado ayer en la Bolsa de Bolsa de Comercio de Rosario.
Inspirados en la experiencia de sus viejos colegas del área energética, un grupo de ex secretarios de Agricultura creó un espacio de consulta sobre política agropecuaria, que fue presentado ayer en la Bolsa de Comercio de Rosario. Aunque es evidente que no comparten la política del gobierno nacional, aclaran que no se trata de crear un lobby para alimentar el discurso de algún candidato opositor sino de constituirse en un mojón de referencia para las discusiones relacionadas con el sector. En primera medida, conciben su trabajo como una «misión» destinada a «demostrar a la sociedad» que «la industria argentina es el sector.

La frase de Jesús Leguiza, quien llegó al máximo sillón de la cartera agropecuaria durante el breve gobierno de Adolfo Rodríguez Saá, condensó el espíritu que los reúne: «Abandonar el concepto arcaico de la actividad agropecuaria, que la ubica como algo que sólo puede generar renta, cuando en realidad dos tercios del aumento de la producción en los últimos 20 años se explican por tecnología», dijo Lucio Reca, ex jefe de Agricultura durante el gobierno de Raúl Alfonsín, y decano de los ex funcionarios presentes.

Los otros dos fueron Rafael Delpech, ex secretario durante la presidencia de Eduardo Duhalde y Marcelo Regúnaga, ex funcionario de Carlos Menem y Fernando de la Rúa. Este último fue el encargado de disparar una comparación provocativa: «Entre 1998 y 2008 la producción de autos creció 50 por ciento, y el sector creó 11 mil empleos; si la producción agropecuaria crece 50 por ciento, en cambio, se crearían 220 mil empleos», dijo.

Para Delpech, un tercio de la población argentina vive en ciudades de menos de 100 mil habitantes, donde se percibe cómo las cadenas agroindustriales se constituyen en la base de «tramas complejas» que «crean empleo, expanden la actividad económica y generan divisas». Recordó que el complejo agropecuario involucra a 400 mil pymes insertas en un vasto espacio territorial, económico y social y estimó que el 35 por ciento del empleo depende del sector.

Los ex funcionarios pusieron estos conceptos por escrito en un documento que comenzaron a elaborar en 2010 llamado «La agroindustria para el desarrollo argentino, aportes para una política de Estado». Allí cargaron contra las retenciones a la exportación y ofertaron tomarla a cuenta de anticipos del impuesto a las ganancias, en el marco de una reducción gradual. Por otro lado, propusieron crear un consejo federal de infraestructura para el agro. El nuevo club de secretarios, esta vez de Agricultura, señaló que a diferencia de sus colegas de energía, ellos están trabajando más en el disñeo de políticas para largo plazo. Su próxima reunión será en el Congreso, donde invitarán a los referentes de las diferentes bancadas.

La agroindustria para el desarrollo de argentino


Ciudad de Buenos Aires, Junio 2011

Lucio Reca (1983-1986)
Marcelo Regúnaga (1991-1993) (2001)
Jesús Leguiza (2001-2002)
Rafael Delpech (2002)
El sector agroindustrial de Argentina tiene un enorme potencial de crecimiento, basado en la excelente dotación de recursos naturales, así como en la capacidad empresarial para la incorporación de innovaciones tecnológicas y organizacionales para aumentar la producción, agregar valor y mejorar la competitividad, es decir crecer significativamente y en forma sostenida.

El escenario internacional favorable del comercio mundial de alimentos, fibras y biocombustibles brinda una oportunidad histórica para aprovechar al máximo dicho potencial y contribuir al crecimiento de la producción y del empleo del país. Estas circunstancias no están siendo plenamente aprovechadas, por la vigencia de una visión arcaica y equivocada, que percibe a la agricultura argentina como un sector no tecnificado y limitado a generar rentas naturales, que no tiene en cuenta los eslabonamientos y complejas tramas que caracterizan al sistema agroindustrial moderno. Ello se refleja en políticas que han limitado su crecimiento y, con ello, el desarrollo económico y social sustentable y equilibrado de Argentina, especialmente del interior del país.

Las profundas transformaciones registradas en las cadenas agroindustriales a partir de los años noventa, con aumentos notables de productividad, el uso creciente de mejoras genéticas, fertilizantes, agroquímicos y otras tecnologías modernas destinadas a lograr un mejor aprovechamiento de los recursos naturales -incluída la agricultura de precisión-, así como los desarrollos en la provisión de insumos, en la agroindustria procesadora de la producción primaria y en los cada vez más exigentes servicios requeridos para la producción, cosecha, transporte y comercialización que han dado lugar a nuevas formas de organización de la producción, el procesamiento y la distribución de alimentos y otros bienes agroindustriales, destacan la necesidad de plantear una nueva visión y políticas acordes.

Una visión que permita superar las concepciones erróneas que hoy tiene gran parte de la sociedad, que no reconoce la importancia estratégica para: i) el crecimiento económico sostenido y el desarrollo territorial; ii) la generación de empleo genuino en las distintas etapas de las cadenas productivas; iii) el fortalecimiento del entramado económico y social que involucra a más de 400 mil PYMES de capital nacional; y, iv) la generación de un balance neto muy positivo de divisas, necesario para compensar el déficit que genera el resto de las principales actividades económicas. Es decir, una visión que contemple adecuadamente al complejo agroindustrial y de servicios que puede contribuir en forma significativa al desarrollo nacional equilibrado deseado por todos.
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Nuestra propuesta está dirigida a promover la concertación de Políticas de Estado que promuevan el desarrollo económico y social sostenido del sistema agroindustrial, y que se reconozca como uno de los pilares fundamentales de toda la economía argentina. Entre los principales lineamientos de dichas políticas se propone:

• Impulsar la generación y adopción de tecnología como motores del crecimiento y la trasformación productiva, reconociendo la importancia estratégica de la biotecnología. Ello implica aumentar la inversión pública en investigación y desarrollo, crear un contexto propicio para aumentar sensiblemente la inversión privada y mejorar la articulación con el sistema científico, como está ocurriendo en los principales países competidores.

• Establecer una política de comercialización y de precios transparente y predecible, que fomente la competencia y el buen desempeño de los mercados de productos agropecuarios, que promueva las inversiones y el incremento de la producción. Eliminar las restricciones a las exportaciones.

• Impulsar una política impositiva agropecuaria que se aparte de los impuestos que penalizan la inversión y el aumento de la productividad y que contribuya a incrementar de manera sostenida la oferta, satisfaciendo las necesidades genuinas de recaudación, locales y nacionales. Se propone la eliminación gradual de las retenciones (impuestos a las exportaciones) y su sustitución por los impuestos aplicados al resto de la economía.

• Participar activamente en las negociaciones internacionales que impulsen un comercio mundial sin barreras a la producción agropecuaria y que ubiquen al país como proveedor confiable y responsable de alimentos, fibras y biocombustibles. Mejorar el acceso a los mercados de mayor importancia mediante una estrategia ofensiva en materia de tratados de libre comercio y la creación de una agencia relevante de promoción del comercio exterior.

• Promover la producción de biocombustibles, incluyendo los futuros desarrollos de segunda generación, cuidando de lograr un adecuado equilibrio en el uso de los recursos naturales disponibles.

• Mejorar la infraestructura de transporte, almacenamiento y de riego en apoyo a la integración territorial, a la mejora de la competitividad y al aumento de la producción del sector. Ello implica recuperar y fortalecer el transporte ferroviario de granos y otros productos agropecuarios, desarrollar el transporte fluvial y garantizar la transitabilidad permanente de los caminos nacionales y rurales. Coordinar las políticas de infraestructura nacional y provinciales mediante la creación de un Consejo Federal de Infraestructura Rural.

• Diseñar y ejecutar, en acuerdo con las provincias, las medidas que garanticen la adecuada utilización y preservación de los recursos naturales renovables. Establecer un marco federal de políticas de conservación de suelos y agua, como también promover las buenas prácticas agrícolas en el uso de dichos recursos e insumos.

• Diseñar y ejecutar políticas específicas de apoyo a la agricultura familiar que faciliten el acceso al crédito, a la asistencia técnica y a los mercados de productos e insumos mediante nuevas formas de organización. La implementación de programas especiales para pequeños agricultores y las comunidades rurales. Las necesidades de la agricultura familiar deben ser un elemento central para establecer las prioridades de inversión en infraestructura de caminos rurales, de electrificación comunicaciones educación y salud. Oportunidades productivas e infraestructura social y de apoyo a la producción son instrumentos fundamentales para limitar la migración rural-urbana que se ha registrado como tan traumática por décadas.

• Fortalecer y consolidar una estructura institucional del sector público agro-industrial acorde con la relevancia y complejidad de las Políticas de Estado propuestas.

Del más polìtico de los técnicos al más técnico de los políticos