Avanzar y no perder el rumbo

Ambito Financiero, 14/12/05

Jesús Leguiza- Fundación Federar

Como decía un amigo, “no soy de izquierda ni de derecha, y del centro, estoy muy lejos”. Esta frase jocosa encierra un gran sentido común, sobre todo, en estos días en que la “mayoría” de las personas son de centro izquierda, aunque pronto serán de centro derecha; maniqueísmo para quedar bien, sin saber con quién. En realidad se necesita tener una visión en perspectiva y no defender posiciones tomadas. Argentina debe mirar hacia delante porque la salida está adelante, en el tiempo y en el espacio. No en los quiebres de la historia, ni en la ilusión perdida, tampoco en el desprecio o en la agresividad atascada en el vientre del resentimiento. Todos debemos cambiar el estado de ánimo, debemos buscar paz y, de la resignación, saltar a la ambición y al optimismo, solo así podemos recrear nuevos objetivos de crecimiento y bienestar general.

Cuanta razón ha tenido Armando Tejada Gómez cuando afirmó, en una estrofa del poema La Veleta y el Viento,: -“Como el mundo es redondo se aconseja no situarse a la izquierda de la izquierda, pues por esa pendiente, el distraído suele quedar de pronto a la derecha”-. Al poeta solo le faltó escribir que la salida estaba adelante, desde la perspectiva del querer ser, pero no como la veleta, siempre en el mismo lugar y girando para donde corre el viento.

Hemos vivido durante más de 70 años yendo para atrás, esto no es un juicio sin fundamento, es una afirmación incuestionable. En 1930 entramos en la etapa de recurrentes crisis políticas y en los ‘50 entramos en las permanentes crisis económicas. Cuando llegamos a la pubertad de nuestra historia empezamos con el jueguito pendular de saltar de izquierda a derecha; fue en ese momento cuando dimos prioridad a las emociones por pertenencia y a la toma de posiciones inflexibles, allí comenzamos a perder. Perdimos el rumbo y dejamos de ir hacia delante. Entramos en crisis y no salimos más. Dicen que la palabra crisis viene del griego y quiere decir elegir. Ahora es el momento de elegir, ser viento o veleta.

Cada uno de nosotros debemos tomar una brújula y apreciar que el norte está siempre está adelante, en el frente; a partir de allí podremos elegir el camino a seguir, aunque tengamos el viento en contra, lo importante es saber a dónde queremos llegar.

Se pueden rescatar cosas del pasado, pero solo las que sean funcionales para el futuro. Cuando nuestros antepasados se pusieron de acuerdo, con la Constitución de 1853, luego de las guerras interiores, entre federales y unitarios, entre el interior y el puerto, entre la economía abierta y la economía cerrada, Argentina encontró el norte, allá por 1880. Durante 50 años transitamos el camino de la consolidación como un país con posibilidades ciertas de ser líderes en el mundo. España, Italia, Francia, Polonia, etc. estaban en la lona, expulsaban población.

Sin embargo, no nos dimos cuenta que a mediados de los años 50 el mundo empezó a cambiar, fue cuando el número de empleados de saco y corbata superó en cantidad a los obreros de mameluco azul en EEUU; cambio que se aceleró con la crisis del petróleo de principios de los, ahora nostálgicos, años ’70. No podemos perder el rumbo nuevamente, debemos entender que el norte marca la Organización Mundial de Comercio (OMC), el norte marca la demanda de alimentos de China, India y otros países del sudeste asiático que albergan a más de la mitad de la población mundial y lograron su norte hace más de 20 años. Hoy China dirige la batuta, así como Inglaterra fue nuestro mejor socio y consumidor hasta los años 30. ¿Quienes invirtieron en los ferrocarriles, en la energía, en los subterraneos, en nuestro desarrollo y todo a partir de la industria frigorífica?. Hoy más del 60 % de las exportaciones chinas son realizadas por empresas de capital extranjero radicadas allí. La base del perfil industrial de Argentina está en la industria de los alimentos, es nuestra naturaleza, no debemos sentirnos acomplejados porque tenemos ventajas en la producción y exportación de granos o carnes. Podemos duplicar la producción, pero el Estado debe sacar los pies de encima de la pampa húmeda y debe poner los huevos en la canasta de las economías regionales, que también tienen futuro, pero no con retenciones, kilos mínimos de faena, políticas improvisadas, desorientadas y desorientadoras.

Tanta confusión existe, que hasta los ganaderos aceptan no subir el precio del ganado. Esto es lo mismo que, en un hospital, se obligue a los enfermos acordar un pacto para que la fiebre no les suba. No señores ganaderos, no se confundan o no se dejen confundir; el problema no es de ustedes ni lo generaron ustedes. El precio de la carne vacuna contenido en la canasta de productos del índice de precios al consumidor (IPC) incide en un 4,513 % y, para que la inflación aumente el 1 % al mes, el precio de la carne debe crecer más el 22,37 % en las carnicerías en ese mismo mes. En relación al comercio exterior, el dilema instalado entre consumo interno o exportar es falso, y los mayores confundidos son representantes neófitos de las ligas de consumidores. Por ejemplo, el precio de los cortes traseros frescos (los que se exportan) inciden en un 1,666 % en el mencionado índice, de manera que el preció de exportación en dólares debe elevarse en el 60,62 % para que la inflación interna aumente un punto o que cantidad exportada aumente en la misma proporción. La inflación no es el aumento del precio de la carne, la leche o de otros productos alimenticios; es el aumento generalizado y sostenido del nivel general de precios de toda la economía. El índice de precios al consumidor, uno de los indicadores oficiales del nivel de inflación, está compuesto por más de 150 productos/servicios, agrupados en 9 rubros: alimentos y bebidas, indumentaria, vivienda, transporte, atención médica, esparcimiento, educación, etc. El problema no es microeconómico, es macroeconómico.

De nada sirven herramientas microeconómicas, como los acuerdos de precios sectoriales, las retenciones a algunos productos, amenazas por excesos de rentabilidad de las empresas o negocios. Justamente el crecimiento económico del que se alardea tanto tiene su fuente de explicación allí. ¿Qué se hará con el aumento de todos los otros precios, tal como está sucediendo, poner retenciones al precio del subte, poner retenciones al precio de la energía eléctrica, poner retenciones a la cuenta del restaurant, del taxi o del médico?. La salida está en mirar hacia delante, comerse los aumentos, debemos ser francos con la población y decir que la inflación fue provocada y no precisamente por este gobierno ó como ya se propuso en esta columna la salida está en importar carnes para contener el aumento de precios de ese producto, no de todos los otros bienes y servicios. El problema de la inflación no es que suban todos los precios, el problema es que suben a velocidades diferentes y ocasionan cambios en entre ellos (precios relativos). Por ejemplo el salario caro en términos de dólares de la década del ‘90 ya bajó con la devaluación del 2002. y la inflación de los últimos tiempos.

El germen, la causa, se instaló con la megadevaluación y el desencadenante fue la política de mantener el tipo de cambio alto: Los pocos y justos aumentos salariales solo fueron el gatillo. No obstante, es responsabilidad de este gobierno evitar políticas fiscales y monetarias expansivas que empujen más a la demanda agregada. El presupuesto, que es parte de esa demanda agregada, es una herramienta macroeconómica y no debe aumentar en el 2006; sino se estará echando más leña al fuego y luego la carne saldrá chamuscada, quemada. Cosa de gallegos perdidos en la trampa de ser el viento o la veleta. Lo que debe aumentar es la inversión interna bruta fija privada, nacional o extranjera, solo así habrá un real aumento de la oferta agregada y se evitará la inflación.

La inflación se estuvo cocinando a fuego lento en los últimos 4 años

Ámbito Financiero, 29/11/05

Jesús Leguiza – Fundación Federar

El aumento del precio de la carne o del ganado, como el inexorable aumento de los precios de la mayoría de los bienes, exportables o nó, se debe a la devaluación de enero del 2002. Hasta ahora la inflación ha sido exitosamente contenida por una política monetaria, que durante casi 4 años, logró un adecuado pass-through (salida no traumática de la megadevaluación descontrolada). Los promotores de la devaluación y pesificación asimétrica, siguiendo al pie la letra de la “Argentinidad al palo” de la Bersuit Vergarabat, lograron mantener los salarios por el piso. Solo unos justos pero insuficientes aumentos por decreto sirvieron para desencadenar el proceso inflacionario.

El precio de la carne o del ganado en pie y su influencia en el índice de inflación acaparó la atención de todos los medios de comunicación. Lo sorprendente ha sido cómo se trató el tema en un programa de televisión la semana pasada: Luciano Miguens, Presidente de la Sociedad Rural Argentina, tuvo argumentos válidos y afirmaciones correctas, aunque nadie tiene una línea directa con la verdad. Un respetable invitado, muy vehemente y que defendía a los consumidores, hablaba desde la emoción y sin fundamento alguno; sus quejas eran solo contra los síntomas. La diputada Alarcón, por Santa Fe, desnudó sus intenciones con solapados enojos hacia Miguel Campos. ¿Querrá ser Secretaria, ahora?. Por último, Raúl Rivara, el ministro de la provincia de Buenos Aires, fue el único que hizo algo en los últimos meses con el plan ganadero provincial, aunque no lo supo rescatar ni validarse a sí mismo en la pantalla chica. El que sí previó el tema, aunque no aceptaron sus propuestas, al menos por ahora, ha sido el Subsecretario Javier de Urquiza, cuando en el año 2003 diseño el plan ganadero nacional. Tenía costo fiscal, pero infinitamente menor a los subsidios explícitos o implícitos que hoy se otorgan. Ya en ese momento era obvio que el tipo de cambio alto generaría una mayor demanda externa.

A fin de colaborar con el entendimiento y/o comprensión del tema se rescata un párrafo del artículo publicado en esta columna, “Si a la retención, pero de Vientres”, del mes de abril de este año: “Se debe promocionar el aumento del stock ganadero mediante mecanismos de incentivos y no de castigos económicos. En Argentina, es un secreto a voces, faltan entre setecientos mil y un millón de terneros. ¿Qué hacer para aumentar la oferta de terneros?. La respuesta es Sí a la RETENCIÓN, … pero de VIENTRES”. Y, en otro artículo del mes de julio, ”Otra vez retenciones, qué mala leche” se resaltaba la inutilidad de la medida: “Aumentar las retenciones a las exportaciones de productos lácteos, es castigar a la actividad productiva que tanto se dice promocionar con la política del dólar alto. Sin ninguna duda se está actuando sobre el síntoma, no sobre la causa; se actúa con fundamentos precarios para tomar decisiones sumarias. La causa real de los aumentos de precios son los efectos tardíos de la devaluación del 2002 y la política de mantener el dólar alto”. Las evidencias están a la vista, mejor dicho, en el bolsillo de los consumidores.

Se mantendrá la presión alcista en los precios, porque el problema es de oferta, con el agravante que ahora se induce a la matanza de vaquillonas (llegó a costar más de un dólar el kilo vivo en el Mercado de Liniers), todo lo contrario a una política de retención de vientres, que es la solución seria y de largo plazo. Realmente los aumentos de precios son síntomas de un problema mayor: los efectos tardíos de la abrupta y descontrolada devaluación del 2002.

No existen dudas, que a partir de enero del 1995 (MERCOSUR-OMC) y dado el déficit fiscal, hubo que aplicar una política cambiaria denominada «crawling peg», petit devaluaciones, para salir de la convertibilidad con suavidad. Recién ahora se están manifestando los cambios de precios relativos de toda la economía. Esto es todo y los culpables no son los apuntados (ganaderos, frigoríficos, abastecedores, carniceros, supermercados, etc). Surgen mitos, creencias, falsas premisas, dilemas y resentimientos expresados a los gritos contra cualquiera. Contra el capital, los “ganaderos terratenientes”, “la oligarquía vacuna” y/o los “parásitos intermediarios de siempre”. Este mismo mecanismo de razonamiento se instalará en la conducta de la mayoría de la población y, por expectativas, terminarán subiendo más los precios de todos los bienes de la economía.

Ahora, ya es tarde. Con más retenciones no se solucionará el problema. Las importaciones son el camino para esta “emergencia” anunciada hace tiempo. Con solo importar 400.000 tns de carne durante el siguiente semestre se bajará la presión en los precios de la carne, no de los otros bienes. Es más se puede importar cuartos delanteros baratos y exportar cortes más caros en forma permanente y cumplir con los contratos. Negocio redondo, concreto y sencillo.

Recordemos que la inflación es el termómetro de la economía y que imponer precios máximos, vedas o retenciones es lo mismo que poner paños de agua fría al paciente afiebrado. No hay ningún problema para que el país de la carne importe carne. Costará unos 700 millones de dólares traer carne sin hueso de países vecinos o de otros lugares. Solo se necesitan adecuados controles sanitarios en los frigoríficos de origen. Así, también se evitará la entrada de vaquitas sin “pasaporte” por las fronteras secas tal como ocurrió en el año 2000.

Realmente esta medida es más eficiente que mantener el tipo de cambio artificialmente alto, costo que terminan pagando los consumidores con la inflación inducida para que la industria nacional, promovida y sobreprotegida, sea «competitiva». ¿A cuánto asciende el subsidio a los ferrocarrilles?. ¿Cuánto representa el subsidio implícito a la “industria nacional” de tener un dólar alto.

El Ministerio de Economía de la Argentina, hasta ahora, ha sido la mejor oficina de promoción de inversiones agropecuarias de Uruguay, Brasil, Paraguay y Bolivia. Los productores argentinos invirtieron en miles de hectáreas de soja en esos países que no tienen retenciones. Seguramente invertirán en el desarrollo de la ganadería fronteriza. ¿Para qué se creó el Instituto para la Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), si solo recibe señales contradictorias e incongruentes.

La prohibición de fumar y el trabajo de 50.000 familias

Ambito Financiero, 09/11/2005
Jesús Leguiza – Fundación FEDERAR

Sin duda fumar hace mal a la salud, al igual que beber alcohol en exceso. Uno se pregunta, porqué no se prohíbe el consumo de cerveza o de vino, incluso de agua. !El veneno está en la dosis!. Hay gente que muere de cáncer en los pulmones y ni siquiera ha probado un cigarrillo en su vida; en los ´70 se decía que el ciclamato, que contiene o contenían las gaseosas colas, hacía daño, claro había que beber más de 350 latitas diarias y durante 70 años para provocarse daño. Hasta el agua hace mal si el cuerpo humano se sobre-hidrata; es más, mucha gente muere ahogada, pero no por ello se eliminarán los ríos y los océanos. No trata necesariamente de una defensa al acto de fumar o a la producción de tabaco, el tema central es cómo dar trabajo a 50.000 familias tabacaleras. Es verdad que el artículo 42 de la Constitución Nacional reconoce en forma explícita la protección y el derecho a la salud; también en la misma se plasma, con igual énfasis los derechos a la libertad de elección y a condiciones de trato equitativo y digno. Es necesario pensar y legislar en función de la gente con sentido amplio y de amplia cobertura territorial, es decir para todos los argentinos. El federalismo no es la suma de compartimentos unitarios estancos.

Está claro que se busca proteger la salud de los consumidores, sin embargo, ¿que hay respecto de su dignidad?. ¿No es un poco facistoide obligar a hacinarse en un cuarto cerrado a quien ha elegido libremente fumar?. ¿Es equitativo destinar como máximo el 30% del área de un local comercial al sector de fumadores, cuando anteriormente esa superficie rondaba el 80%?. ¿Porque no pueden haber negocios enteros para fumadores?.

Municipio porteño

Una verdad a medias, es una mentira completa y una ley a medias es una injusticia completa. Con las sucesivas “inquietudes inquisidoras para prohibir fumar en público”el gobierno de la ciudad (la municipalidad porteña) debería ofrecer una opción válida también a miles de familias del norte argentino. El municipio más rico del país debería pensar en los trabajadores o productores pobres del norte que viven del campo y de la producción de tabaco. La prohibición de fumar en locales públicos es, además, un avasallamiento a los derechos individuales, también es un atropello a los derechos constitucionales de trabajar de una gran cantidad de pobladores de importantes zonas de Misiones, Corrientes, Tucumán, Salta, Jujuy y en menor medida del Chaco y Catamarca.

En otro orden, el gobierno federal puede entrar en contradicción o incongruencias si acepta iniciativas de esta naturaleza. Uno de los impuestos más importantes que tiene el estado nacional, son justamente los gravámenes internos (bebidas alcohólicas, gaseosas, cigarrillos, artículos suntuarios, etc). Solo por las estampillas que llevan las marquillas de los cigarrillos nacionales y que las tabacaleras adquieren al contado y en forma anticipada al acto de venta, el Estado recauda más de $ 1.300 millones de dólares por año. Un tercio de las retenciones a las exportaciones del agro. El Fondo Especial del Tabaco (FET), es el equivalente a un 7 % de esa recaudación del Estado, y está regulado por la ley 19.800, del año 67; una especie de sistema de precios administrados o precios sostén inventado por el ministerio del Sr. Krieger Vasena.Esta ley ya fue cuestionada en los ‘90, pero los tabacaleros resistieron. También fue cuestionada por la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 1996.Ahora la OMS logró que la Argentina, firmara un tratado internacional, el “Convenio Marco para el Control de Tabaco”, que requiere la ratificación del Congreso Nacional.

Un 80 % del FET que se destinaba a compensar la producción en función de los kilos producidos por cada unidad agrícola; en el ‘197 hubo transformar en aportes indirectos no retributivos a los factores de la producción, pasó a ser “caja verde”, o sea, apoyos que no distorsionan al comercio internacional según las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).El 20 % restante se destinaba a la reconversión tabacalera, es decir para facilitar el traspaso de los tabacaleros a otras actividades productivas.Un caso inverso fue, por ejemplo, Misiones: miles de colonos, propietarios y productores de yerba mate, té, mandioca y algodón se reconvirtieron, desde 1980, a la producción tabacalera por la existencia del FET.

Dirigentes tabacaleros

Entre los dirigentes tabacaleros nunca hubo una clara percepción de largo plazo, solo entendían, se enpecinaban y defendían aumentar la producción para competir, desde sus territorios,por una mayor producción y una mayor porción del FET.Se generaban, entonces, excedentes de producción que solo se podía exportar; así nacieron las cooperativas tabacaleras. Lo que sucede es que las exportaciones no generaban ni generan impuestos internos, entonces, a medida que crecía o crece la producción el sistema entraba en crisis, dado que disminuía, en términos relativos, el sobreprecio o la compensación que recibían los mismos productores por kilogramo obtenido; también esas cooperativas, pretendían “mantener los ingresos reales” de sus asociados pagando más. Así entraron en sucesivas o recurrentes quiebras y terminaron en manos de dealers.

Los legisladores del Gobierno de la Ciudad, se olvidan que gran parte de la población de la Capital Federal no nació en Recoleta, Caballito o en cualquiera de los “50 barrios porteños”; muchísimos nacieron tierra adentro y la mayoría precisamente en el norte. La ley que amplía las prohibiciones de fumar, para ser completa, debe asegurar medidas de apoyo directo para la reconversión productiva de esas 50 mil familias; éstas deben tener una opción de producción similar y como mínimo igual a la actividad que actualmente desarrollan. La ciudad de Buenos Aires debería, si actúa con inteligencia y equidad, aportar recursos de sus residentes, por unos 200 millones de pesos por año para sustituir al Fondo Especial del Tabaco y crear un Fondo para la Reconversión Tabacalera, tal como se ha previsto, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) implementar sistemas de ayudas y apoyos para la diversificación de la producción.

Los tabacaleros, y principalmente los dirigentes, se tienen que preparar porque con un tratado internacional en marcha de ratificación, solo pueden ayudar en la reconversión productiva en serio; lamentablemente, si ello no se logra, los damnificados serán los más débiles, los trabajadores rurales y los pequeños productores en situación de pobreza.

Ronda Doha

Ámbito Financiero, 13/10/200

Jesús Leguiza


La RONDA DOHA define el escenario agrícola para los próximos 25 años
Ambito Financiero,  13/10/2005

Jesús Leguiza

La Organización Mundial del Comercio, que cumplió 10 años, continúa denominando rondas al principal instrumento operativo de las negociaciones económicas internacionales, tal como era de estilo en el GATT. Desde el surgimiento del Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) en 1947, que nació como un contrato transitorio tras el frustrado intento de crear la Organización Internacional del Comercio (OIC) en la Conferencia de La Habana, se realizaron 8 rondas. En la primera de ellas, que se realizó en Ginebra en el mismo año, participaron 23 países y representaban 57% del comercio mundial. Luego vinieron las rondas de Annecy (1949), de Turquía (1950/’51) y nuevamente Ginebra (1955/57). En la 5ª Ronda Dillon (1960-1962), participaron 45 países que contabilizaron 73% de las transacciones comerciales; siguieron las rondas Kennedy (1963/ ’67), Tokio (1973/’79) y de Uruguay, ésta con 124 países y la acumulación de 89% del comercio internacional.


El objetivo inicial del GATT ha sido la liberación del comercio con una disminución progresiva de los aranceles aduaneros a las importaciones, principalmente de los productos industriales, dado que los productos agrícolas y textiles estaban excluidos. La característica distintiva de las últimas rondas del GATT, y principalmente la Ronda Uruguay que dio origen a la OMC, ha sido que los países centrales (desarrollados, del Norte o del primer mundo) aceptaron incorporar en las discusiones o negociaciones los temas excluidos casi permanentemente. Desde el año 2001 está vigente la Ronda Doha, ya en el marco de la OMC, y su denominación se debe a una ciudad situada en Qatar..

Los tres temas casi excluyentes, para el Acuerdo Agrícola, son: a) la eliminación de los subsidios a las exportaciones; b) la drástica reducción de las ayudas internas; y c) el mayor acceso a los mercados; todo por parte de los países centrales. La Argentina ha participado activamente en las distintas rondas y adquirió especial relevancia su pertenencia al Grupo Cairns; ha reclamado en forma sistemática el tratamiento de los temas agrícolas en el GATT. En la actualidad, y con el mismo propósito también forma parte de un grupo mayor, denominado Grupo de los 20.

Resultados esperados

Los resultados por lograr en la Ronda Doha, que finaliza en el mes de diciembre, adquieren especial significación porque influirá en el comercio y en la economía internacional de los próximos 20 a 25 años. El Congreso de la Nación ha creado recientemente una Comisión Bicameral para Seguimiento de las Negociaciones Agrícolas en el marco de la OMC. Esta Comisión está presidida por el diputado Humberto Roggero, quien ha tomado con responsabilidad su rol y la defensa silenciosa de los intereses del campo. No es el único, también los otros miembros de la Comisión.

Una digresión: en realidad existen 257 diputados y 72 senadores, la mayoría nacidos en pueblos o ciudades relacionadas o dependientes de las actividades agropecuarias, razón por la cual no se necesita un partido político que defienda los intereses del agro; sólo se requiere que ellos, oriundos de esos lares, no reniegen de su tierra de origen y de su papel en el Congreso para que se conviertan en celosos guardianes del sector agropecuario y agroindustrial; las poblaciones rurales no necesariamente son las que cuentan con menos de 2.000 habitantes como arbitrariamente se define en las estadísticas de población; sin ir más lejos, Pergamino, Rafaela, Frías, Sáenz Peña, Concordia o Curuzú Cuatiá, Villa Regina o Gral. Pico son ciudades medianas, esencialmente rurales, que dependen del campo.

Volviendo a las negociaciones agrícolas internacionales, lo importante es tener clara la estrategia, «hija del objetivo y madre del plan». La Argentina, como miembro del G-20 o del Grupo Cairns o por sí misma, no debe dejarse engañar con la simple promesa de eliminación de los subsidios a las exportaciones; en cuantía éstos son de menor importancia para los países que más subsidian y distorsionan el comercio de productos agrícolas (EE.UU., UE, Japón, entre otros).

Ayudas

Lo sustantivo, lo importante, es que estos países disminuyan las ayudas internas y permitan un mayor acceso de productos competitivos a sus mercados. Las prácticas proteccionistas ya sufrieron varias derrotas con el funcionamiento del Órgano de Solución de Controversias; éste es un poderoso grupo de la misma OMC con función arbitral para tratar disputas por diferencias comerciales entre los países y, además, cuenta con atribuciones de aplicar penalidades.

La Argentina acudió por el caso de las harinas y aceites contra Chile y acompañó activamente a Brasil contra los EE.UU. para el caso del algodón. Es importante destacar que los perjudicados directos, los empresarios algodoneros brasileños, gastaron 2 millones de dólares en estudios, investigaciones y contratación de economistas y abogados para probarla existencia de 7 distintos tipos de ayudas distorsivas utilizadas por el país del Norte, cuna de la producción de algodón a escala industrial en el siglo XIX. No basta el interés y el acompañamiento, es necesario ser actor y poner el cuerpo, pasar de demandado a demandante. Hay que prepararse para litigar con China, que no es la panacea, es una amenaza, sobre todo en materia de textiles. Las oportunidades las aprovechan quienes están preparados y las amenazas son afrontadas con éxito por quienes están alerta. La competitividad en el mundo globalizado y capitalista de hoy está y estará dada por el nivel de salarios.

Para el mes de diciembre, en Hong Kong, la estrategia de la Argentina, por sí o como miembro de un grupo, será mantener su posición de negociación, pero muy firme en relación con los siguientes puntos: a) eliminación total de los subsidios a las exportaciones en un plazo breve, 5 años, aunque no debe conformarse sólo con ello y venderlo como un triunfo porque sería un engaño; b) lograr un compromiso serio para la disminución sustancial de las ayudas internas, los subsidios a la producción (como sucedió con el panel del algodón que Brasil ganó a los EE.UU.); c) evitar el traspaso de subsidios distorsivos de la caja ámbar o caja azul a la caja verde (no dañinos al comercio), trampita que los países centrales pueden apelar; d) no olvidar que los países centrales vienen por más: quieren libertad de mercados para sus productos industriales, sus compañías de servicios y reconocimiento de la propiedad intelectual. En el orden interno, debemos ser coherentes, no podemos exigir eliminación de subsidios, de ayudas o pedir el acceso a los mercados si mantenemos las retenciones a las exportaciones, nuestra posición pierde seriedad y consistencia ante cualquier requerimiento de fundamentación. Tema que, junto a las denominaciones geográficas, está en la agenda de la OMC.

Finalmente, la cuestión no será fácil, la máxima autoridad comercial de la Unión Europea, Peter Mendelson, hace poco tiempo lanzó una amenaza: «No habrá reducción de subsidios -sin aclarar cuáles- si los países en desarrollo no abren sus mercados para los productos industriales, servicios y compras gubernamentales».

El picudo del algodón no reconoce fronteras

Jesús Leguiza
Fundación Federar

El picudo el algodón es una plaga proveniente de México que insiste en invadir las plantaciones algodoneras argentinas. Desde hace 8 años el sector privado y el gobierno tratan de contener el casi inexorable avance desde el Brasil. Ahora se requiere una estrategia sanitaria regional, similar al caso de la aftosa.

El picudo del algodón es una plaga que en un siglo se expandió desde México a todo el continente y ha provocado importantes pérdidas económicas, tanto a grandes y pequeños productores como también a la industria textil. Diego Ramírez, inquieto investigador y periodista especializado en temas agrícolas, ha manifestado en una oportunidad: -“En 1920 el Departamento de Agricultura de EEUU ha promocionado el cultivo del algodón en otros países, incluyendo en nuestra región chaqueña, para evitar el desabastecimiento de su propia industria, dado que el picudo provocó daños irreparables en toda el área productora norteamericana…-.”. La plaga entró a Brasil a principios de los años ’80, quizás antes; luego se expandió a Paraguay. Desde 1990 el picudo amenaza a la Argentina y a Bolivia haciendo sus primeras incursiones en la zona de Pilagá (Formosa) y en el noreste de la provincia del Chaco. Es importante recordar que en la campaña 1996/97 se sembró un millón de hectáreas, que la industrial textil está en expansión y que el precio del petroleo está por las nubes. Ahora el cultivo del algodón vuelve a ser muy importante.

El picudo sin fronteras

En EEUU se ha combatido al picudo durante más de 90 años, infructuosos esfuerzos y pocos resultados; hasta se llegó al estado de ánimo de resignación, al convencimiento de convivir con la plaga. Recién en 1980, los técnicos y autoridades, ajustaron los procedimientos para combatir al dañino insecto que tiene la costumbre de alimentarse del botón floral del algodón e inhibir la salida del fruto y del capulllo del algodón. El impacto de su voracidad es directo y atróz, disminuyen los rendimientos y la producción hasta el extremo de hacer desaparacer algodonales enteros como sucedió en el sur de ese país. Los productores algodoneros del Estado de Paraná (Brasil) antes eran 100.000, ahora no llegan a 20.000, la principal causa el picudo del algodón.

En Argentina, la base de la sanidad vegetal es el Decreto-Ley 6704/63 (arts. 5 y 6). La sanidad de las plantaciones es responsabilidad directa de los agricultores, cualquiera sea el régimen de tenencia de la tierra; éstos, además de cuidar la sanidad de sus predios, debén denunciar ante la autoridad competente cualquier problema de esta naturaleza (enfermedadas o plagas) a fin de evitar contagios y/o diseminaciones que provoquen problemas mayores a nivel zonal o regional. Por otro lado, la industria del desmote de algodón, en este caso, tiene la obligación de cuidar a sus proveedores, que son los agricultores. Desde 1997, existen normas y mecanismos de financiamiento, privado y público, para combatir al picudo en las zonas algodoneras de nuestro país. Asimismo el SENASA colabora directamente con su par del Paraguay para prevenir y combatir junto a los agricultores del departamento de Ñeembucú, lindante con Chaco y Corrientes.

Para el picudo del algodón no existen fronteras, aprovecha los vientos predominantes y representa una amenaza para la producción, dado que provoca pérdidas considerables en la producción primaria, disminuye los rendimientos y la calidad; aumenta en los costos debido a la mayor utilización de agroquímicos, con la consecuente contaminación del medio ambiente. En forma indirecta provoca una menor actividad industrial en los centros locales de desmote, en la industria hilandera, de tejidos y de confección, es decir todo el sector textil que utiliza fibras naturales. A su vez, los Gobiernos tienen menor recaudación y mayores gastos para sus programas de apoyo parcial de combate de la plaga o para asistencia a los pequeños productores que se quedan sin fuentes de ingreso. Argentina necesita por los menos 3 millones de dólares anuales para prevenir y combatir los incipientes focos de infectación. -“La gran incognita y preocupación es el Gobierno Federal de Brasil, cuyo Ministro Rodríguez tiene voluntad pero no tiene presupuesto para ayudar a los principales estados algodoneros”-, dijo don Jorge Maeda, Presidente de la Asociación Brasilera de Productores de Algodón (ABRAPA) y uno de los mayores productores de algodón del mundo. También agregó: -“…hasta es posible que algunos paises importadores nos impongan barreras fitosanitarias por esta cuestión; tal es el caso de China, que ni siquiera acepta tratamientos cuarentenarios”-.

Dada la experiencia adquirida por los países y, principalmente, por Argentina que acertadamente decidió por erradicar focos y descartó desde el inicio el camino de la convivencia, es necesario un nuevo enfoque que permita maximizar los resultados y minimizar los esfuerzos, mediante un trabajo mancomunado, coordinado y, por sobre todo, con propuestas privadas comunes hacia los gobiernos de la región.

Estrategia regional

Actualmente, a iniciativa de la Cámara Algodonera de Argentina (CAA) junto a la Cámara Algodonera del Paraguay, “CADELPA”, la Asociación Brasileña de Productores de Algodón, “ABRAPA” y la Asociación Productores de Algodón de Bolivia, “ADEPA” se está formalizando un importante acuerdo regional para “tomar el toro por las astas” y luchar contra el picudo del algodón en forma seria y sistemática. Un ejemplo de cómo ayudar y no disputar.

El objeto del acuerdo es lograr un frente común, coordinado y coherente, para que las partes puedan combartir al picudo del algodón que azota a la región y, consecuentemente, mejorar la competitividad sectorial a fin de contener la invasión de productos textiles de la China y otros países del sudeste asiático. Los esfuerzos realizados hasta al momento han sido importantes y necesarios, pero no suficientes. Es oportuno, mantener y profundizar políticas públicas congruentes y los gobiernos deben apoyar con firmeza a sus respectivos organismos de sanidad vegetal.

Es intención de las Cámaras y Asociaciones intervinientes, según el texto del acuerdo en marcha: “a) Desarrollar propuestas de intervención fitosanitaria que garanticen el éxito de productores en la lucha contra la plaga; b) Apoyar el desarrollo y la ejecución de acciones de los gobiernos en beneficio directo del sector algodonero, principalmente en materia sanitaria; c) Propiciar el combate y/o el control de la plaga a través de técnicas de detección temprana y del uso racional de pesticidas, insecticidas y otros elementos químicos, disminuyendo los riesgos de intoxicaciones de los trabajadores y los pequeños productores; d) Generar instancias regionales para el desarrollo de actividades fitosanitarias que sean prioritarias a fin de mejorar la competitividad; y, e) Fortalecer la capacidad regional del Mercosur en los procesos de integración con otros bloques regionales o hemisféricos.”.

El Banco Intermarericano de Desarrollo (BID) puede jugar un rol muy importante con su nueva política de bienes públicos regionales. Puede asistir a cada país con préstamos existentes para que los mismos actúen de manera similar a la Argentina, que ha roto con la “creencia” de la convivencia con la plaga. La sanidad es el capítuto más importante de la política agropecuaria que se pretenda ejecutar a nivel sectorial, más allá de las retenciones que son coyunturales. Lo importante es que los actores privados no caigan en la confusión o pretensión de mezclar la sanidad vegetal con otros temas como el de modificar el regimen de tenencia de la tierra, ni para establecer precios sostén ni mucho menos para que el Estado de apropie de lo que no es suyo. Ahora lo sustantivo es no perder la posibilidad de producir todo lo otro es secundario, mejor dicho ocioso.

Del más polìtico de los técnicos al más técnico de los políticos